domingo, 15 de junio de 2008

Zarautz-Coslada-New York


Si Eloy de la Iglesia (1944-2006) estuviera vivo no tendría ninguna duda de que sería el tipo indicado para rodar el biopic de Ginés Jiménez, el ex jefazo de la poli municipal de Coslada. Sin duda, seguramente también sin saberlo, un tipo como Abel Ferrara le debe mucho al cine sucio y carnal del director vasco. He vuelto a ver este fin de semana "Teniente Corrupto" y, de paso, le he vuelto a echar un vistazo a "Miedo a salir de noche", "Colegas" y "El Pico" que eran las que tenía más a mano.

Es una pena que cada vez menos periodistas lean tebeos, novelas de serie negra o vean películas. Seguramente a ninguno de ellos se les hubiera ocurrido algo tan facilón como llamar Sheriff a Ginés y lo hubieran bautizado como El Teniente.


Ambos directores tienen en común que un visionado de sus películas te pone malo, es más, cuanto mejores son las películas que dirigen más consiguen retorcerte las tripas. El propio Eloy (lo llamo así para que no se confunda con Alex de la Iglesia, con el que no tiene nada que ver) renegaba un tanto de la etiqueta de cineasta del verité y responsabilizaba a su equipo de dirección de arte de "afearle" muchos de los decorados naturales que utilizaba dándole el punto aceitoso necesario, ese último golpetazo de falsedad que necesita cualquier película que se reivindique como "realista".

Ferrara siempre ha tirado más por los cerros de Úbeda y por eso anda ahora perdido en los marasmos del metacine con cosas como "Mary" (2005), una extraña e inentendible película que juega con el mito de la Virgen María, pero hubiera vuelto muy a gusto a los terrenos pantanosos de la ultraviolencia casposa para rodar una película sobre el Monstruo de Coslada.


En todo caso ambos sería perfectos para narrar la historia de este personaje que parece, en realidad, propio de la ficción de ambos: violento, alcohólico, colérico, enfermizo, cocainómano y arrastrado por una especie de tornado interior. Ginés como el Teniente, como la adicción de El Pico, como el miedo irracional de Pepe Sacristán en "Miedo a..." es un poco inexplicable y vive entre nosotros creciendo como la mala hierba sin que apenas podamos ni siquiera percibirlo. Es de esas historias que te dan asco y, sin embargo, transmiten cierto puntito de grandeza lumpen.

Por eso su historia tiene todos los ingredientes de una gran película de malos y más malos y por eso cualquiera de los dos directores debería de haber estado en sus cabales para rodar una historia como esta.

Quizás ambos cambiarían la adicción de Ginés a la cocaína (que se ha convertido en la fatua culpable de todas las tragedias televisadas) por un pico de caballo -mucho más cinematográfico y trágico- que ha sido la obsesión de ambos, yonkis de largo recorrido que captaron a la perfección, y sin ninguna moralina, el mundo de la heroína. El español desde la experiencia de sus propios actores (Desde Antonio Flores a José Luis Manzano) y de sus experiencias descarnadas entre chaperos y delincuentes de medio pelo (suya es "Navajeros") y el norteamericano siempre con cierta tendencia "yonki chic" haciendo un paralelismo entre el adicto y el mundo de los vampiros ("The Addiction") y la capacidad de LA DROGA, única, el jaco, para trasladarte a otros discursos artísticos (La terrible "Blackout").


No tengo dudas de que a Ginés, al que le gusta mucho salir en la tele, estaría encantado de verse en pantalla interpretado por Harvey Keitel o Javier Bardem. Ya saben pateando camareros, esnifando coca en el trasero de alguna lumi, cobrando sus sobres, bailando un cha-cha-chá sentimental en la pista vacía de algún disco bar...

A veces la vida tiene muy mala pinta pero alguien tendría que rodarla.

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