martes, 3 de junio de 2008

Tratamientos paliativos y powermakers.


"¿Quién es ese cretino?" preguntaba un contrariado y tambaleante Manuel Fraga a la entrada de la sede Nacional del PP (el segundo partido más popular de la zona nacional tras el del Rosa Díez según Losantos).

Algún alma caritativa tendría que haberle dicho: "Excelencia ese y otros cretinos como usted dice nos han crecido como enanos en estos últimos años ¿Nadie le había informado? Son los que escuchan la COPE, se llaman Extrema derecha y, gracias a que no hemos querido perder ni un solo voto, preferimos hace años darles cobijo entre nosotros y renunciar a ser parte de la derecha europea y civilizada ¿No se acuerda Excelencia?".

Y es que el PP es un guirigay, una torre de Babel, la UCD del siglo XXI ya lo dije por aquí. Una viñeta de Forges de aquellos años del plomo centrista lo resumió bastante bien: un huevo de seres humanos sentados todos en la misma poltrona, en la de mandar, alrededor los puestos del consejo vacíos y una voz salía del fondo y le decía a un ujier eso de "Pues ya podemos empezar".
Es curioso pero si ya la propia derecha le falta al respeto a Fraga es que la cosa está cogiendo un terrible aspecto de cadaver, ¿no?
Y ya, en el colmo del paralelismo, me estoy acordando de los últimos días del Funeralísimo Franco. Ya saben. Un despojo, muchos médicos. Hay tanta gente metiendo la mano en el PP que es posible que se lo estén cargando entre todos. No se.
El último en apuntarse al carro ha sido Melchor Miralles que en 59" (TVE) dejó caer que la obligación de los medios era influir sobre la dirección de la política española.

Malo. Quizás ningún periodista se había atrevido a tanto, la verdad. Hay un librejo bastante interesante de Manuel Vázquez Montalbán llamado Un polaco en la Corte del Rey Juan Carlos donde trata, entre otros asuntos, sobre el tema de los grupos mediáticos en España y del anhelo de los mismos por convertirse en "powermakers". Es decir, en convertirse en la palanca necesaria para mover voluntades entre el electorado y los propios estamentos de poder de los partidos. El capítulo apuntaba directamente, y sin ambages, a la cocorota de Pedro J. Ramírez floreciente empresario y periodista, capo di tutti capi en Unidad Editorial.



No se ustedes pero yo sigo pensando que el periodista debe informar, dejar la opinión para el editorial del periódico y esas cosas. El que quiera hacer política o convertirse en lobby y/o grupo de presión debería de estudiar Ciencias Políticas. ¿no?
Pues eso, que la cosa en el PP está fatal...al final va a resultar que lo que se rompe es el partido y no la misma patria pero, quién sabe...

Por cierto, y en plan onírico, el otro día soñé que charlaba con Rajoy y que le decía que me había emocionado mucho el gesto cariñoso que tuvo con su señora esposa en el balcón de Génova el día de las elecciones. El hombre que estaba llamado a ser la cara amable de la derecha, que se paseaba en bici con Perico Delgado, que hacía cameos en series de TVE-1 (apareció en un capítulo de una serie de Antonio del Real), recuperó por un momento el gesto y me dijo: "Gracias". Después desperté.

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