Me pregunto si Paolo Vasile no debe de andar ya con los estados alterados al estilo de la Norma Desmond de "Sunset Boulevard" (1950, Billy Wilder). Me lo imagino como aquella vieja estrella del cine mudo que, incapacitada para aceptar que los tiempos habían cambiado, decidió encerrarse en su destruída mansión para esperar la muerte y acordarse sólo de los viejos tiempos. La escena de la partida de bridge, en la que también estaba un avenjentado Buster Keaton haciendo de sí mismo, bien podría ahora recrearse en cualquier sala de juntas de la cadena de Fuencarral pero sustituyendo a las estrellas americanas por Valerio Lazarov, las Mamma Chicho y, quién sabe, si Jordi LP.
Esta Semana Santa recordábamos un momento cumbre en la historia de Telecinco: Carmen Russo bailando junto a Nelson de la Rosa (el hombre más bajito del mundo) en el programa "La Batalla de las Estrellas", literalmente planeando entre la enormidad de los pechos de la italiana y siendo entrevistado por Bertín Osborne a posteriori que lo llamó, como no, "gorrión". Los buenos tiempos jamás volverán.
Vasile ha apostado por Sardá para salir de la crisis. Sardá ha vuelto sin pulso, con un Crónicas Marcianas semanal que ya no gusta. Es normal...han pasado cuatro años y este mercado ha sufrido el mayor vuelco de su historia, de hecho el catalán vuelve en estado de catatonia profesional, sin aportar nada más que aquello que ustedes saben y lo hace en una cadena que sufre de sardonismo rábico, esa sonrisa rictus que se les queda a los infectados por rabia perruna, es decir que sonríe mucho pero que nadie sabe por qué. No se puede sonreir porque la gestión de la producción ha sido pésima, los intentos por eliminar a la competencia han acabado por perjudicarlos y, sobre todo, se ha cortado las alas en la red. Recordemos que Vasile prohibió a cualquier página reproducir clips de sus programas eliminando así gran parte del efecto viral que El Rellano, Youtube, yonquis y un largo etcétera de páginas tienen entre la muchachada.
Combatir con las mismas armas que en 2004 a una audiencia que, los viernes, se divide entre el circo DEC (¡Ahora con más monetes en su fórmula!) y Callejeros, que es al reality lo que Muchachada nui es a los programas de humor es como intentar combatir a los tanques alemanes con lanceros polacos montados a caballo: un épico desastre de proporciones inimaginables. Ahora, además, Mercedes Milá abandona el barco. Lo hace a tiempo porque ya tiene en parrilla dos programas más: uno en el que ejerce de Rottenmeyer y que se llama "Diario de..." y uno en el que ejerce de "madre amantisima" para con el concursante y para con el "forero militante" (famosos se han hecho esos mensajes cifrados a gente que se hace llamar "Senador Palpatine" o "Gato encerrado") y de "Maitresse sanguinolenta" para con el equipo técnico. Una cosa, esta última, sonrojante para los que trabajamos en el medio. Ya es sospechoso que una cadena nacional encargue a una sola presentadora tres espacios...
La falta de ambición es una de las cosas que acabará con la televisión, su incapacidad para afrontar que, en realidad, los tiempos ya han cambiado y que Javier Sardá o Mercedes Milá ya no están para hacer un programa de masas y deberían de enseñar lo mucho que saben es espacios más pausados y más interesantes. A veces me he pregunta donde estará aquel tipo que hacía unas entrevistas fantásticas por la radio...me temo que ahora ejerce de fantasma en los pasillos de SER Barcelona...no es de recibo que los profesionales del medio acaben en programas mediócres cuando podrían dirigir un programa al estilo de Larry King en CNN. ¿Alguien lo ha visto? Es un viejito con ojos de sapo que sólo necesita un buen entrevistado y una línea de teléfono. Da pena que aquí prefiramos extinguir cualquier formato (Saturday, Siete sillas...) por una incapacidad manifiesta para dar el relevo y reconocer ante el espejo que después del mudo viene el sonoro y, mientras tanto, hemos pasado del color a la alta definición.
Mientras tanto una nueva generación de espectadores se refugia en Internet y ya no enciende la tele, ve películas, consume documentales y prefiere las series extranjeras ante el "que inventen ellos" proclamado por las cadenas del país. Las grandes cadenas del país que se esmeran ahora por ofrecer "formatos para TDT" confundiendo de nuevo medio con mensaje. Me pregunto qué pensarían de esto Marshall McLuhan y, claro está, Norma Desmond. Mientras tanto: una generación de profesionales se debate entre ronquidos como un pez fuera del agua y otra se muere de puro aburrimiento.
5 comentarios:
Hola de nuevo al Sr. Insustancial
Creo que antes o después sustituirán este originalísimo programa por alguno que presente Jesús Vázquez, que sólo tiene tres o cuatro realitys con su gepeto como reclamo.
Sí, yo también me pregunto donde está el Sardá con el que me enganché en la Ventana, seguramente nadando en caja fuerte llena de dinero cual tío gilito.
Un abrazo.
El programa de sardá Sabía a plato recalentado siete veces. Y el papel de la Milá acababa hundiendolo en la mediocroidad. Esa mujer cada vez me cae peor, con ese rollo punky barato que lleva. Yo de la tele solo sé por Sé lo que hicisteis... Éste y El intermedio son los únicos programas que veo a ráfagas, y por internet.
Ah y las benditas series americanas, que en los últimos años parece que han salvado el medio..
Jordim lo ha dicho, a ráfagas. Porque, incluso hablando de programas buenos, ¿cómo es que siguen llenando horas y horas con los típicos e insípidos "reportajes de humor a pie de calle con chica reportera al frente"? ¿cómo serán los programas malos? En este sentido, las ráfagas de Buenafuente (monólogo, Berto) me gustan bastante más.
Y hablando de Mercedes Sardá, el otro AR escribía sobre ellos el otro día.
¡Ay! ¡Cuánta verdad encierra el último párrafo de esta entrada! Si es que en la tele ya sólo se pueden ver las retransmisiones deportivas (si les bajas la voz para no oír las gilipolleces que dicen los comentaristas), algunas películas y las series (si consigues seguirlas a pesar de los constantes cambios de horario de emisión). Menos mal que, como a Boggart y a Bergman, siempre nos quedará internet...
Y así será hasta que HBO nos ponga un canal para ver sus series o a alguien se le ocurra producir algo decente de una puñetera vez.
Un saludo
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