jueves, 16 de abril de 2009

Santitos no quiero...



Leido en la Tuituza...


"- O la del cura del pueblo de un colega en el sermón mañanero del domingo: "Hermanos, debemos amarnos los unos a los otros como Cristo nos enseñó. Recordad que todos los hombres son iguales ante Dios, que me he enterado que algunos feligreses tratan a los negros como si fueran gitanos"."


¿Somos así en España? ¿Mito? ¿Bulo? ¿Realidad? Me inclino por lo tercero. Recuerdo mucho a una tiernísima amiga de mi abuela que utilizaba la palabra "mongolito" para referirse a niños con Síndrome de Down como si aquella palabra fuera la máxima expresión de bondad, ternura y corrección política inventada. Esta señora se sentó una vez con mi abuela y comenzó a prodigarse en este monólogo:

-"Ay, que ver, la hija de la no se cuantas ha tenido un mongolito...¡Qué cruz! ¡Con lo buena que es! ¿Te sale un hijo mongolito y qué haces? Toda la vida ahí, cuidándolo, sabiendo que no va a volver en sí, el pobre niño. Aunque bueno, la verdad es que los mongolitos son mucho más cariñosos que los niños normales, no se van a ir nunca de tu lado y se mueren antes, los pobres, que una no sabe si eso es una condena o una bendición...".



¿Se puede ser más cabrón pretendiendo ser bueno? Pues se puede, se puede. Una amiga llegó un día a su casa y encontró a su abuela completamente aterrorizada frente a la televisión. Pensando que se había declarado una Guerra Termonuclear puso sus ojos en la pantalla para descubrir que se estaba emitiendo "El Príncipe de Bel Air". La mujer no perdía ripio de Will Smith y de Alfonso Ribeiro (uno me imagino que haciéndose el chuleta y el otro bailoteando) cuando ¡Ops! aparece en pantalla el Tío Philip y la mujer grita:


-"¡Mira, lo que hay que ver! ¡Un negrito con traje! ¡Negritos con traje! ¡Ya es que son como las personas normales! ¡Fíjate!".


Mucho más bestia a resultado la mala traducción popular que se hizo de uno de los pasajes más recordados del primer código de conducta establecido por el Duque de Ahumada para la Guardia Civil y que decía: "Se perseguirá a gitanos, murcios y gente de mal vivir". Entendiendo "murcio" como "aquella persona que se dedica al robo o al timo". Dani Wagman lo incluye, creo que erróneamente, en su columna de 20 minutos.es. Los murcianos se cabrean, con razón, cada vez que alguien les hace el chistecito. Los gitanos también, claro, pero más que nada por la literalidad de la frase.


El problema, claro está, reside en no poder esconder con nuestro discurso lo que realmente opinamos. Imposible. Además cada vez somos más incapaces. Miren si no lo que dijo Berlusconi a los afectados por el terremoto en Italia:


-"Tómenselo como un fin de semana de camping".

Il Cavaliere está, por un lado, intentando quitarle hierro al asunto y, por otro lado, dejando bastante claro que a él le chupa un huevo lo que pase en su país. Silvio es de esa raza de políticos a los que no les gusta que las cosas públicas interfieran en sus negocios y, la verdad, no le falta razón porque estoy seguro que es de los que piensa que si él no ha provocado el terremoto tampoco tiene que hacer nada por auxiliar a las víctimas. Algo demasiado corriente, últimamente, en la nueva clase política que sufrimos.


Manuel Cabada, un ínclito profesor de la Autónoma, hablaba del lenguaje como de un instrumento de comunicación pero también de conocimiento acuñando una frase estupenda:


-"Así hablan o escriben, así son. No se dejen engañar".


Ponía un ejemplo clave: Tarzán. Y decía lo siguiente:


-"¿Cómo va a ser posible que un tío blanco vaya a explicarle a los de las tribus africanas autóctonas como es la Selva? ¿No queda bastante claro en esta obra de aventuras la idea que en la época se tenía de los negros? ¿No son los blancos representados por un tío cachas de melena al viento que domina a los monos y a los cocodrilos mientras que los negros son unos enclenques que se asustan en cuanto ven una calavera pinchada en un palo?".


Con esto del internet y las nuevas tecnologías pasa un poco igual. Un par de lectores de este blog pagaron religiosamente un dinerete por asistir a dos akelarres guruísticos sobre la 2.0 donde se dieron cita los más granados intelectuales del negocio .com, todos ellos revestidos del prestigio y de la coba que, en estos últimos tiempos, se dan los unos a los otros para hacerse conocidos (es una bola de "tu me la cascas a mi y yo te la casco a ti otro ratito" que en términos empresariales suele llamarse "sinergia") y después de escuchar muchos términos como "killer app", "start up", "spin off", "pujanzas", "markets" y otras lindezas sacaron esta conclusión:

-"Joder, estos tíos/as saben menos que nosotros".

Habían ido allí confiados de que sacarían algo en claro sobre una cuestión muy sencilla: ¿Puedo usar la red como maquinaria de distribución de mi trabajo audiovisual y que sea rentable? Encontraron la "rajada", que no la "callada" que hubiera sido lo prudente, como respuesta y tras mucho discurso se volvieron de vacío.

Al final el lenguaje es la forma más rica de delación personal, lo que pone en solfa nuestros defectos, lo que nos desnuda ante los demás pese a que, normalmente, pretendemos que nos ponga guapos frente a los otros. Como decía una profesora mía del Instituto cada vez que un alumno/a se intentaba justificar con un puñado de buenas palabritas.

-"Uy, no...santitos no quiero...dime la verdad y no me enredes que no tengo tiempo".

1 comentario:

Azul Sanchez dijo...

...me he reído con lo de los negros y los gitanos lo que no esta escrito...
buen post!