miércoles, 20 de mayo de 2009

Camps, ese hombre...


Ayer volvía a casa en Metro. Estaba sentado frente a tres personas agarradas a una de las barras: dos mujeres leyendo el mismo libro (ese que va de una española que se casó con un Sultán de la India) y un tío viejo con empanadilla capilar "anasagasti style" y un pequeño maletín de cuero marrón que nervioso, miraba a izquierda y derecha. Cuando un tío mira así, con esos nervios, siempre pienso dos cosas muy malas: es carterista o está buscando un culo al que arrimarse. Desde tiempo inmemorial los vagones de Metro son el lugar preferido de los "froteurs" o personas que se pone tocando a otras personas, de hecho creo que este tipo de personas dan todos los días gracias al cielo por este transporte público y también porque haya abonos mensuales para moverse por toda la red de túneles buscando una víctima propiciatoria con la que mantener un torpe y clandestino contacto humano.

Pues ahí estaba el señor viejuno, con la frente perlada de sudor, nerviosete y yo enfrente, sentado, mirándole el careto por encima de las páginas del periódico cuando el tío que tenía sentado a mi derecha se levantó para salir dejando su asiento libre. Las dos mujeres fueron a dar un paso para sentarse cuando, el viejito enano, dijo muy serio y en voz alta y clara: "Disculpen, por favor, disculpen, gracias". Las dos mujeres se quedaron paralizadas, pensando que el señor estaba buscando un hueco para salir también, se les adelantó y se sentó en su lugar dibujando una sonrisa maliciosa y dejando a las lectoras con cara de "menudo cabrón". El viejo se la había metido doblada. Toma ya. Sacó un periódico gratuíto y juro que silbaba un poquito mientras se aparranaba cómodamente ocupando, por cierto, parte del exiguo espacio que dejo y del espacio del otro tipo sentado a su izquierda. Siempre esperas que a la gente que se conduce así les de una embolia fulminante cuando hacen ese tipo de cosas.

Mi reflexión fue la siguiente: una frasecita amable y un maletín en manos de un cabrón pueden ser armas mortíferas. Lo repetía un amigo mío con sorna: "Buen traje y buenos modales abren puertas principales". Es cierto, el mal se puede hacer calentando al personal desde una tribuna utilizando palabras duras, escupiendo odio, maldad, violencia; puedes abrir cabezas de tus enemigos, dispararles, echarles ácido en la cara incluso deportarlos y, sin embargo, siempre habrá algún listillo que se haya leído a Martin Luther King o a Gandhi y te diga eso mesuradamente "asesinarás pero no convencerás". Que asco. Los mansos digo. Siempre con sus buenos modales. Corderitos. Víctimas. Cabrones y cabronas con sus deditos haciendo la señal de victoria mientras le pasas con una división de tanquetas por encima, con sus caritas de tener razón mientras ponen claveles en las bocanas de nuestros fusiles, cantando y bailando de camino a las duchas de gas Zyclon. "Mataréis pero no convenceréis". Malditos. Eso es lo que suele pensar un malo violento y, normalmente, ridículo que encima pasará a la historia por ser un criminal con las manos llenas de sangre.

Hay otro tipo de malvados mucho más peligrosos que son los que adoptan la postura de los mansos, estos son los peores. Demagogia en vena, es la guerra. Sin mancharse las manos, dejando que otros hagan el trabajo sucio mientras ellos ponen cara de mirar los peces de colores, de amantes de las obras públicas, de prohombres de la cultura. ¿Saben esas historias las atenciones que Hitler le regalaba a su perra Blondie? ¿De las horas del domingo que perdía Goebbels ensayando con sus hijos ante el piano? ¿De los poemas de amor de Mussolinni a la Petacci? ¿Los jueguecitos de Pinochet con sus nietines? ¿Y ese Franco que cenaba sopita y tortilla? ¿No es vomitivo que alguien pueda, a la vez, enviar a miles de personas al paredón? Pues mucho más lamentable es ser un corrupto y, además, no querer parecerlo.

Fascinado me tiene Camps y no solo por su elegancia y su estupendo bronceado...ya sabemos como consigue llenar su fondo de armario, lo otro, lo de como mantenerse con la piel naranja o del color de las galletas Oreo durante 365 días al año es lo que me tiene completamente obnubilado.

Les cuento una historia: Jimmi H. Davis fue actor pero alcanzó la fama como compositor (aunque es posible que la canción fuera en realidad de Paul Rice) de "You are my sunshine", canción country adoptada como himno co-oficial del Estado de Louisiana. Hubiera podido vivir bien de los royaltis y de la fama pero también quiso ser político y fue en ese campo donde alcanzó la mayoría de sus éxitos como ser elegido dos veces (1944 y 1960). Sus dotes de actor le sirvieron para mezclarse con las buenas gentes de su Estado, para pasar por ser un pobre cateto de buen corazón que se miraba las puntas de las botas y se echaba atrás el sombrero antes de contestar a una pregunta complicada, de extracción muy pobre (lo que le valió para afiliarse al partido demócrata) sabía como manejar a las masas y participar como juez en una carrera de gorrinos o sacar el banjo en un mitin. A nadie le extrañó que ganara unas elecciones y pasara a la historia como uno de los mayores corruptos en un estado muy corrupto pero a todo el mundo le sorprendió que volviera a ganar unas elecciones cuando estaba considerado como un mal bicho que, sin embargo, sabía remover el voto popular. Su segunda legislatura fue aún más corrupta y caótica que la primera pero nadie pidió jamás su cabeza. ¿Les suena la historia? ¿A que suena como cuando George W. Bush se compró el rancho en Crawford y se hacía esas fotos de cowboy? ¿Alguien sabe por qué alguien tan pegado a la tierra texana ha puesto su rancho a la venta?

Davis y Camps saben perfectamente lo que les mola a sus votantes: Davis sabía que el banjo y la pose de catetín le valían y por eso su mejor slogan electoral fue "He´s one of us" (él es uno de nosotros) y Camps, el rutilante Camps sabe que ir vestido como un San Luis, acompañado siempre de esa alcaldesa maravillosa que muere de populismo, con esas uñas de oficinista cuidadas a tope, con ese gesto afrancesado cautiva a cualquier buena señora y a cualquier sencillo hombre porque, de Finisterre a Estambul, no hay cosa que más ponga a un ciudadano sencillo que ver como el señorito se arremanga para marcarse unas sevillanas. Si el Rey se ha ganado una fama de "campechano" y de "molón" practicando deportes o haciendo de ultrassur del equipo de voleibol español (o lo que sea), es posible que muchos hayan tomado nota. Claro.


Fallas, obras públicas del tamaño de pirámides, contratos aquí, contratos allá...¿Alguien le puede explicar a la gente que los políticos hacen esas cosas porque tienen que hacerlas y no porque quieran hacerlas? ¿Que no nos regalan nada? A Camps le va bien así, pese a ser un vanidoso, hace que le va el contacto, que no puede vivir sin estar rodeado de valencianos de pura cepa y por eso paga autobuses y bocatas y banderitas valencianas para no ir solo incluso cuando tiene que ir a un acto extraoficial como declarar en un juicio. Por ello los ultra-Camps cuando se grita contra él dice: "¡Están matando a la Madre de Deu!". Es cierto, la están matando a disgustos porque quién no iba a pensar, mirándolo a la cara que Francisco Camps es un hombre tan limpio, tan bueno, tan serio, tan formal, tan buen padre, tan campechano, tan lozano, tan fallero, tan piadoso, tan devoto, tan gestor, tan, tan, tan, tan...¡`Bronceado! ¡Tan Camps! Que ni la Virgen misma se sienta dolida por este juicio y no sienta como propia la afrenta que le regala el Juez Garzón al mejor de sus hijos con domicilio en el Levante Español.


A golpe de parecer un hombre sencillo, apegado a su tierra y a los suyos cuyo único afán "es servir a Valencia" Camps se ha convertido en un rodillo humano que aplasta cualquier disensión y todo con palabritas amables, sosteniendo un discurso emocional que llega al corazón de todos los valencianos por igual...ahí es nada...ante la falta de razones siempre es bueno parecer educatito, simpático, calladín, del pueblo y, sobre todo, que se nos escuche decir muy alto eso de ¡Amunt Valencia! o "Senyor pirotecnic, ya puede encender la falla". Ahí está el truco. En eso será en lo que consiste el "Rollo Camps" del que hablan mis amados Rajoy Division.

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