sábado, 4 de diciembre de 2010

Gilipollas, sandeces y mentiras grandes como templos


Anoche, cuando volvía a casa, me encontré con un amigo al que hacía mucho tiempo que no veía. Me estuvo contando como le fue imposible entrar en la ECAM (la escuela de cine de la Comunidad de Madrid) porque, pese a haber superado dos pruebas, lo tiraron en la entrevista personal. Obviaré el nombre de los dos terroristas mentales que le hicieron el cuestionario pero, sólo diré, lo que me provocó una carcajada malévola que, nada más sentarse, el pimpollo le dispararon a bocajarro la siguiente pregunta: "¿Quien es Riskin?". 

Me pregunto yo, con absoluta inocencia, que de si ser el entrevistado/a un muchacho/a con cierto enchufe se le hubiera disparado esa pregunta a bocajarro y que si este hubiera respondido: "¿Se refiere a Everett o a Robert Riskin?". 

Y me pregunto, si como dice este hombre, le hubieran seguido soltando una pregunta como esta: "Cogió Don Quijote su adarga con pulso firme...¿Crees que esa frase está bien construida?". 

La personita esta supo, por tanto, que eso de la entrevista personal no era más que una trampeja puesta al final del camino para acomodar las listas de aprobados de los exámenes de la ECAM a lo que los dirigentes creen como una lista de alumnos apetecible. Es decir, se antepone por razones que se me escapan los criterios subjetivos de una entrevista personal con los criterios objetivos de haber pasado dos pruebas con buena nota. Una vergüenza, vamos...¿Se imaginan que después de aprobar unas oposiciones le ponen delante de un tribunal para que estos les evalúen como personas? ¿Qué criterios siguen esas personitas? ¿Preguntarte una cabronada? 

Los seres humanos tendemos a engañarnos con cierta facilidad, a tragarnos muchas milongas que, formalmente, parecen verdades pero en realidad no son más que paparruchas. Una de las sandeces más gordas, más estúpidas y con menos sentido es, por ejemplo, que el cine norteamericano no recibe ningún tipo de ayuda estatal y que, por tanto, al no estar sujeto a ningún tipo de control este florece como una industria saludable, rica y muy competitiva. Después de formado este pensamiento (que no tiene base, la salud de la industria cinematográfica tiene que ver con muchas cosas) lo normal es que se diga que, frente a esta sanísima forma de hacer negocio, está la enfermiza dependencia de la cinematografía española de las subvenciones públicas. Una especie de lacra vergonzosa que hace que nuestro cine sea una mierda y nuestro sistema de producción una penita. 

Desde hace mucho tiempo la caverna mediática viene clamando con esta idea de que USA=GUAY, ESPAÑA=CACA. 

Lo de que el cine norteamericano no está subvencionado es, simplemente falso. Y lo es por estas dos razones: 
A) Las cámaras de comercio estatales o locales subvencionan casi todas las películas. 
B) Las productoras tienen ventajas fiscales de caracter estatal y federal. 
C) Todos los productos (incluídas las películas) que son exportables a otros países cuentan con ayudas económicas por parte del estado. 

Es más, añado otra mucho más importante: 
Desde que se descubrió que el cine es una fuerte maquinaria propagandística el gobierno norteamericano subvenciona directa o indirectamente producciones cinematográficas y televisivas que, de algún modo, puedan extender una buena imagen del país y sus instituciones. 

Por si fuera poco, además, nos encontramos con una prueba aún más definitiva: El País, publicará esta noche otra tanda de informes sacados de Wikileaks donde se pone de manifiesto que el Gobierno español sufre presiones por parte del norteamericano para que se azuze en sacar una ley que prohiba cuanto antes las descargas desde internet. 

¿Por qué? 

Muy sencillo: España, líder en pirateo, era hasta hace poco un enorme mercado de consumo de cine norteamericano. Si los franceses, por ejemplo, exigen una serie de cuotas a las películas (una cuota de 6-2-2...es decir, seis francesas, dos europeas y dos americanas...por cine y fecha de estreno) y una serie de medidas proteccionistas que van desde el recorte de copias dobladas hasta la formación de una especie de comité de calidad que evalúa qué películas pueden estrenarse en cines y cuáles van directamente a vídeo o a televisión generando un mercado nacional fuerte en nuestro país, sin embargo, no existe una protección a la distribución de tal forma que, de algún modo, cualquier película norteamericana (por muy mala que sea) puede estrenarse en España en más salas que cualquier película nacional. Es más, estas malas películas, son incluidas en lo que se llama "paquetes". Los "paquetes" son una especie de chantaje de las distribuidoras: ¿Quieres estrenar AVATAR? Ok, pero tienes que comprarme además la segunda parte de Teen Wolf, esta que se llama "La abuela mecánica contra los tontos de capirote" y esta cosa que es la tercera parte de Pretty Woman que la hemos hecho sin Julia Roberts, sin Richard Gere pero que la tenemos que colocar...". 

¿Presiones? ¡Claro! Es una industria que recauda muchísimos millones en euros y tiene que ser protegida...y quien dice el cine, dice los videojuegos y, claro está, la música. 

Mientras tanto, por cuestiones asquerosamente políticas y revanchistas, preferimos tragarnos la bola de que la cultura norteamericana es producto de la libre empresa, de una concepción industrial desideologizada que sólo busca hacer dinero con algo tan inocuo como el entretenimiento produciendo un cine sin mensaje...sí, claro. 

Gilipollas e interesados que ganan dinero a espuertas predicando cualquier cosa con tal de no perder el púlpito benefician desde posturas teóricamente construidas por "el bien de España" la destrucción de todo un tejido industrial nacional en favor de uno extranjero. Con alegría y sin bajarse del carro, vociferando, mientras que otros nos comen la tostada y son capaces de manejar al gobierno de su país con mucha elegancia no solo para que siga soltando la pasta sino para que defienda sus intereses allá donde estos resultan dañados. 

Y ustedes dirán: ¿Qué hace este anormal que no habla de Aznar y la cena con el embajador? 

Pues sí, lo es, pero es que era previsible que un señor como Aznar estuviera trabajando de vendepatrias. Ya saben: cenando en casa del enemigo, así de colega a colega, y sacando la lengua como un vulgar bocachanclas que tiene bastante claro que sirve a los intereses no de un país sino a los propios y a los de los nuevos patrones. El puestecito en Georgetown para decir idioteces, el asientito a la derecha de Murdoch, las patitas encima de la mesa con el amigo Bush, la fotito de Las Azores, las cositas que te hacen cosquillitas en la nuca porque te hacen sentirte que estás tocando pelo, que los tienes comiendo de la manita tienen, claro está, un precio: cantar como la Caballé. Y el problema no es esa cena, el problema son todas las cenas, todas las reuniones, todos los foros donde este mentecato ha estado soltando la lengua a paseo, echándole mierda al personal y picándonos la moral y la imagen externa. 

Y ustedes dirán: ¿Qué hace este anormal que no habla de Couso? 

Pues sí, es verdad, es vergonzoso que el actual gobierno no haya sido capaz de dar un puñetazo en la mesa y, ante la presión de un embajador (uno que invita a cenar a Aznar para que le cuente cotilleos como si este fuera un reportero de la Cuore y tiene las santas pelotas de decir que se le agota la paciencia...) no diga que ante los asuntos propios y la muerte de un ciudadano español lo normal es que se tomen medidas. Medidas duras porque, en realidad, no se puede tomar otras. Y esto es una maldita vergüenza, otra trola enorme, un renuncio chusco y asqueroso que cuenta con el silencio cómplice de los otros, los que nos llevaron a la guerra, los que no tuvieron ningún empacho (y públicamente) se desentendieron de José Couso. Y es que en eso, en eso de decir trolas interesadas y en seguir al líder y tragarnos su mierda somos unos ases. Somos los mejores, los campeones del Mundo del "Sí, Mr. Marshal"...

¿Que quién es Riskin? 

Riskin es un mcuffin, una maniobra de despiste, una palabra vacía que te suelta un caradura que tiene todos los ases en la manga y que, bajo ningún concepto, va a permitir que le apees del burro. Loado sea Alá, cuanto gilipollas.

Nota del Insustancial: "Phantom of the Paradise" es una película de Brian de Palma que rebusca en el mito de Fausto y de "El Fantasma de la Ópera" proponiendo una trama dentro de una especie de chunga pesadilla reproducida dentro de un extraño sello discográfico. La banda sonora corrió a cargo de Paul Williams que es el señor que canta este "Hell of it". La cosa va de monstruos y cine...me parecía bastante apropiado. 

2 comentarios:

Jo dijo...

ahora mismo me estoy acordando de todos los gilipollas que ibamos en fila a entrevistas y no se cuantas etapas, para lograr entrar a una academia.

a mi me pasó justo para entrar a Bella artes :(

Señor Insustancial dijo...

Jolie,
Pues que sepas que fue todo puro teatro y cutufa.

Un besote.