miércoles, 5 de marzo de 2008

El misterio del Kung-Fu



Daños colaterales de patio de colegio.



Yo siempre he sido un über empollón. Ahora, con este aspecto de torturador ucraniano y/o estibador rumano que gasto, nadie diría que yo fui una víctima propiciatoria de eso que se llama Bullying pero así fue. Además lo tenía duro porque era hijo único y no había en mi colegio hermanos mayores que me salvaran de collejas, vejaciones, pasillos del pollo, etc. etc. etc.



¿Como sobreviví? Me adoptó la pandilla de jevis de mi colegio. Unos tíos patibularios, con el pelo largo, camisetas de Barón Rojo y Stryper que fumaban como carreteros y llevaban (lo juro) un radiocassette enorme que escupía todos los megaéxitos de la lista de megaéxitos del Mariscal Romero o de El Pirata. Les hacía recadillos, les contaba gilipolleces (todavía me encuentro con muchos de ellos y me piden que les siga contando alguna historia) y les hacía los deberes mientras que ellos, a cambio, me permitían...vivir.
De todas las cosas que aprendí con ellos y que tenían que ver, sobre todo, con abrir candados con una horquilla, ligar con chicas (bueno de eso apenas nada), el significado de la palabra "paja" y "lefa" (que vergüenza ajena) y entrever la lírica oculta de Obus, Bella Bestia, Scorpions (Still loving youuuuuuuu), Sangre Azul, las diferencias entre Leño, Rosendo y Ñú se me quedaron grabadas, sobre todo las enseñanzas macarriles del Kung-Fu y, sobre todo, del maestro Bruce Lee al que sigo teniendo mucha ley antes, mucho, antes, de que fuera adoptado como un icono modernil.


Nerd+jevy: Bendito Joey Ramone



De aquellos Hermanos Guerrero, de Dani, de Pepe, de Valentín, de José Ignacio etc. (para que veas que el que me hace un favor queda irremediablemente marcado en mi agenda vital) escuché las primeras leyendas sobre Bruce. Ya saben, que si había sido asesinado por descubrirle a Occidente los secretos de las artes marciales, que si conocía a la perfección la forma de sacarle a un tío un litro de sangre del cuerpo con un certero golpe en el estómago, que si en sus películas morían dos o tres extras porque se les iba la mano e, incluso, algo que me tuvo aterrorizado durante años: Bruce Lee era capaz de darle un golpe a un tío en el pecho, así, como si nada, y que las heridas mataran al pobre desgraciado en una semana. Era lo que se conocía como "el puño de la muerte retardada".



Una técnica que se impartía en algunos gimnasios y que permitía a muchos iniciados en las artes marciales matar a alguien y salir indemne. Es decir, tu ibas por ahí tranquilamente, se te acercaba un maromo, te soltaba un golpecito amistoso con el puño en pleno pecho y te quedabas así como mal pero seguías andando, haciendo tu vida tan normal pero sintiéndote cada vez peor hasta que palmabas. Guau. Que bajón. Al parecer las costillas se te iban cerrando poco a poco, comprimiéndote el pecho y ¡ZAS! al otro barrio. ¿Mola o no mola el kung-fu?




¿Ley de dependencia? ¡Te voy a dar yo a ti Ley de dependencia!




¿Era mejor saber eso o que cuando cumplías trece años ya podías dejar embarazada a una "piba porque te salía la lefa"? ¿Hablará Carlitos de Cuentamé del tema cuando llegue a la postpubertad?

Pues, estos días, viendo a Rajoy por ahí dando sus mítines me da la sensación de que se ha cruzado con alguien que le ha dado el dichoso golpe maestro de kung-fu ¿no? El va por ahí, poniendo buena cara, haciendo sus mítines, su vida, besando a sus niños y, sin embargo, parece cada día más cansado como si alguien en Génova nos lo hubiera desgraciado sin que, a ojos vista, podamos hacer nada por remediar el accidente. Cansadito, exhausto después de cuatro años de campaña el pobre Mariano ha recibido "el golpe del puño de la muerte retardada" mucho antes de que su niña pueda llegar a saber qué es eso del pajote o, mejor, de poder objetar a la Educación para la ciudadanía dichosa.

Ay, Mariano, que te nos vas en un suspiro por un golpe de karate mortal dado por algún bárbaro incapaz de aceptar que el dueño de Fincas Nevot de Barcelona tenga su letrero en plenas Ramblas en viejo y sabio castellano, antes de que Pizarro, que está mayor, pueda aprovecharse de las leyes esas de dependencia.

Mariano copiando en su examen de Candidato...


Nosotros, todos, incluso los macarras de mi infancia, sólo nos queda el consuelo de nuestras lecturas escolares (un sistema escolar que premiaba el esfuerzo, el trabajo y que te permitía estar en la escuela hasta los 17 años, momento justo para irte a Melilla a la Mili) y de este poema, del por otro lado, desafecto Antonio Machado, del que seguramente no habrás podido saber porque tu no eres de los que te dedicas a investigar sobre el pasado de la historia de Essspaña y del que no sabrás que murió sólo, triste y exiliado en un pueblo de Francia llamado Colliure cuando aquello de la Guerra Civil. Por si acaso, por si reverdeces el día 9 y el golpe no ha sido tan mortal aquí te lo dejo. Ahí mucho consuelo en estos versos. Disculpa que no tenga nada de Pemán pero quemanos sus últimos volúmenes en el último akelarre socialisto separatista en el que esta familia tomó parte. Ahí queda. Abrazos.


Al olmo viejo, hendido por el rayo
y en su mitad podrido,
con las lluvias de abril y el sol de mayo,
algunas hojas verdes le han salido.
¡El olmo centenario en la colina
que lame el Duero!

Un musgo amarillento
le mancha la corteza blanquecina
al tronco carcomido y polvoriento.
No será, cual los álamos cantores
que guardan el camino y la ribera,
habitado de pardos ruiseñores.
Ejercito de hormigas en hilera
va trepando por él, y en sus entrañas
urden sus telas grises las arañas.
Antes que te derribe, olmo del Duero,
con su hacha el leñador, y el carpintero
te convierta en melena de campana,
lanza de carro o yugo de carreta;
antes que rojo en el hogar, mañana
ardas de alguna mísera caseta,
al borde de un camino,
antes que te descuaje un torbellino
y tronche el soplo de las sierras blancas,
antes que el rio hasta la mar te empuje,
por vales y barrancas,
olmo, quiero anotar en mi artera
la gracia de tu rama verdecida.
Mi corazón espera
también, hacia la luz y hacia la vida,
otro milagro de la primavera.

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