jueves, 6 de marzo de 2008

The Pajares incident y otra gente que se volvió loca.


Pajares, The wonder years...

No podía pasar un día más sin hablar del Pajares incident, enésimo famoso que inicia la cuesta abajo hacia la chifladura en riguroso directo. Me sorprende la falta de entrañas que demuestra a veces este país. Ayer en Antena 3, en el programa de Susana Grisso, han sacado las cámaras a la calle para preguntarle a algunos peatones por la siguiente cuestión, literalmente: ¿Ha perdido Andrés Pajares la olla?


Abrumadoramente el personal, que ve mucho los docus de la 2, lee en cantidad a los clásicos pero también ve mucho otras cosas ha contestado abrumadoramente que sí, que al cómico se le había ido la olla a la provincia de Phnom Pen (Camboya). Es decir, a las pruebas (televisivas) se remiten.
Hace relativamente poco tiempo Maria Antonia Iglesias, esa periodista que parece venida de la Tierra Media, dijo que el periodismo era un oficio y no una profesión. No le faltaba razón. Todos los días, vemos a algunos personajes de bajísima caladura moral esgrimiendo un título de periodista como si fuera el salvoconducto para actuar como unos buitres, con perdón de esas simpáticas aves carroñeras, sin corazón a los que no les importa arrastrar la vida de quien sea con tal de seguir cobrando una sustanciosa (y a veces ni eso) cantidad de dinero a fin de mes. Detrás de ellos, en algún caso concreto, se esconden algunas personalidades nefastas, navajeros de lengua viperina, que pese a no dar la cara son los que señalan con su dedito de censor franquista a la próxima víctima propiciatoria. Así, a la buena de Dios.
Estamos hablando de televisión claro, de espectáculo claro. Un espectáculo lamentable dirigido, en la mayoría de los casos, por gente lamentable.


Estaba claro que lo de Pajares no podía ser otra cosa que piedra de escándalo. Por un lado una esposa llamada Chonchi, dos hijos llamados Andres y Maricielo. El primero saltó a la fama cuando, trabajando como azafato de Iberia, fue confundido por la policía norteamericana con Andrew Cunanan, asesino de Gianni Versace la segunda por tener trifulcas con su padre. ¿Estaban malditos los Pajares? Pues sí, un poco.


Ahora, Pajares que se ha operado hasta conseguir un inquietante efecto máscara, es acusado por peñita como el ex paparazzo Miguel Temprano de no haberse enfrentado a sus problemas y caer en las drogas (la forma fina de decir que se mete cocaína) y el alcohol. ¿Y cómo ha sido eso? ¡Pues no sabemos! ¿Quién no aguantaría con entereza ser acusado de maltratador, alcohólico, cocainómano, mal padre, peor persona, de estar enrollado con una hija biológica reción reconocida, ser homosexual, estar metido en negocios ruinosos, ser un mal actor y un largo etcétera de lindezas todos los días durante, al menos, cinco años en todas las cadenas y casi a todas horas con machacona insistencia? ¡Pues no sabemos! ¡Ay que blandito eres Pajares!



De hecho me sorprende que un tío como Miguel Temprano, del que corrió el rumor (COMPLETAMENTE INFUNDADO) de haber vendido unas fotos de Cristina Tárrega en Top-less a Interviú (publicadas en primera página, why, Interviú, why?) cuando esta lo dejó plantado por el futbolista Mami Quevedo no haya tenido el corazón suficiente de apiadarse, un poco, del pobre cómico.


Lo que me inquieta es que, después de todas las aventuras familiares y profesionales, Andrés Pajares no ande por ahí con un embudo por sombrero y con una recortada en la cabeza disparándole a la gente....jo, que imagen más potente...y si fuera vestido con un albornoz abierto mucho más...bueno, dejemos la literatura...



Muchas personitas como Pajares ya se habían "hecho locos" a nuestros ojos. Sí, ya hemos asistido a algunas mutaciones neuronales del personal con pachorra televisiva dándole la razón a Levy Strauss en eso de que el ser humano se convierte en objeto pasivo, en mero observador de la realidad incapaz de interactuar con ella cuando se convierte en telespectador creándose en su atrabilada mente la sensación irreal de que, en realidad, no asiste a una narración de la propia existencia de otros seres si no a una ficción. Efectivamente, a ojos de ustedes, yo también me estoy convirtiendo en un ser balbuceante, no crean, por ahora digo algunas coherencias pero pronto estaré sobrevolando, si no viviendo, en el nido del Cuco....¡Cu-cú! ¡Cu-cú!.

Por ejemplo:


Camilo Sesto: Era un cantante melódico de Alcoy con tendencia a la rimita fácil pero con un impresionante torrente de voz que le llevó a protagonizar la versión española de Jesucristo Superstar, las malas lenguas dicen que se quedó la voz en el intento. Según la teoría del no siempre bien apreciado Ramón de España conocida como "que tendrá Miami, que tendrá la costa que todo el que llega, allí se vuelve majareta" el bueno de Camilo, que es un superventas del mercado latino de toda la vida, se trasladó hasta la ciudad norteamericana donde comenzó a dar los primeros toques de excentricidad. Discos imposibles, un hijo (Camilín) que tuvo con una señora que los abandonó a ambos, exclusivas a toda página mostrando su faceta como pintor, escultor o ferretero -glabs- y una carrera completamente abandonada del todito. Después llegaron los injertazos de pelo que muestra con una desfachatez rayana en la ignominia (estilo "pelazo moqueta") y las posteriores operaciones de estética. Todo muy loco, loco, loco. Luego vuelta a España -mandamos allí a un artistazo y nos devolvieron eso- apariciones fantasmagóricas en TV, la promoción de un musical, Doctor Jeckyl y Mr. Hyde que luego acabó protagonizando Raphael, y su "mola mazo" (autoeditado como single) supusieron su vuelta al ruedo de los grandes majaretas ibéricos. En su descargo diremos que, en realidad todo es cosa de J.P., un malvadísimo cantante gallego del que dicen que es cenizo, gafe y otras muchas cosas y que cuyo nombre, como el de Voldemort, no puede ser nombrado. Este fue el productor de sus primeros éxitos y también la causa de sus desdichas. Otros músicos y artistas como Parchis, Pecos, Pedro Marín, Iván y un largo etcétera también fueron producidos por el mismo personaje y toma corrieron también una suerte horrible. Una pista: "Bravo por la música/que nos hace mágicos/bravo por tener la comunicación...".

Julio Iglesias: Seguramente el primer damnificado por las dañinas aguas de Miami. Loquísimo a Julio lo que más le molaba, a tenor de sus declaraciones allá por los años 80, era hacérselo con mozas de tres en tres, amar la vida, amar el amor en plan truhan, en plan señor y decir "Ueaaaaa" en los conciertos sin venir a cuento. También se fotografió en incontables ocasiones en playas remotas enseñando los pinreles (sic). De obligada lectura es la biografía de Julio Iglesias (que cayó en mis manos en un verano en el que no tenía nada mejor que hacer) en el que suelta perlas como esta: "Nunca he tomado drogas, me han hablado mucho de esa nieve que quema pero no me he atrevido". El chiflado Julio comenzó siendo el cantantín de Gwendolyne en plan José Vélez para reaparecerse ante nosotros como una especie de furia latina con alergia a los calcetines, amor por el mocasín de color rojo aunque cantara en Siberia y alumbrador de una prole de fieras mediáticas afásicas como Julio José, Enrique y la sin par Chábeli. En esto hay que echarle también un poco de culpa a Isabel Preysler (a la que le dedicó ese temazo llamado "Hey") que es, a su vez, mamá de la no menos rutilante afásica Tamara Falcó. Julio, que se nos sigue apareciendo de vez en cuando en actos como mítines del PP o giras promocionales subvencionadas por el Gobierno autonómico de Valencia tuvo quizás una de las mejores ocurrencias de la historia recomendar a todos los españoles que se compraran un jet para viajar de un lado al otro del Atlántico para así evitar los atestados aeropuertos y los estrechos Boeings 747, lo curioso es que lo hizo en una gira musical cuyo patrocinio corría a cargo de Viajes Halcón. ¿Es o no es un puto genio?

Raphael: Sí, otro también aquejado del mal de Miami, ciudad en la que residió junto a su señora, la escritora aristocrática Natalia Figueroa, poco queda de aquel amanerado cantante que emocionó a España y al mundo entero en los años 60 con sus voces falsetarias y su tamborilero (rompoponpoooonnnnnnn) que huyó a las costas de Florida con la sana intención de beneficiarse él y no perjudicarnos a nosotros, es decir, por el asunto de los impuestillos. Raphael, oriundo de Linares e hijo de un humilde zapatero, se convirtió en una suerte de Liberace, un histrión que igual cantaba "Señora" a una silla vacía en el escenario que te quitaba las púas del teatro bailando una especie de zapateado-jungle-boogie de su invención llegando a ser, incluso, más gracioso, que las imitaciones que hacían de él los Martes y 13. Tras su vuelta a España convertido en un botijo, se recuperó de unos problemillas de salud y fue abrazado por la emergente modernidad desacomplejada en plan Alaska y vivió tiempos de gloria con su "Escaaaandalo". Escandalosas también fueron sus declaraciones a ciertos medios en los que aseguraba que España era pueblerina (por decirlo fino) y aplaudiendo cienes y cienes de veces al Aznarismo del que se convirtió en uno de sus intelectuales de referencia.

Pedro Ruiz: Nunca tanto ego cupo en un cuerpo tan pequeñín. Hombre del Renacimiento Pedro Ruiz comenzó su bagaje como periodista deportivo y autocoronándose como el inventor de "la moviola", no del aparato en sí, si no del placer casi masturbatorio que alcanzan los programas futboleros viendo una y otra vez una jugada conflictiva. Después se convirtió en un cantante-poeta-humorista-clown etc. etc. etc. que se ligaba a señoras, incomprensiblemente, mollares llegando incluso a competir con Julio Iglesias por el amor de una balinesa ochentera llamada Vaitiaré. Cada vez más loco vivió su momento de gloria cuando presentó, de seguido que diría Manolo Escobar, dos programas titulados "Como Pedro por su casa" y "Esta noche Pedro" donde presentaba, cantaba, actuaba y hacia morisquetas. La más celebrada la de convertirse en un niño cursi y contestón que cantaba las verdades del barquero con marisabidillo discurso en una sección titulada "El Libro gordo de Pedrete". Ejem. Subido ya en el barco de la fama lo trincaron en un asuntillo de impuestos impagados y comenzó a soltar borderías contra el país (sí, también el periódico), los políticos etc. etc.
Si algo bueno hay que decir de este español sin fronteras es que ha conseguido mantener un discurso lleno de obviedades y frases hechas, ir de apolítico y ciudadano del mundo sin bajarse, ni un poquito solo, del carro de los más poderosos llegando incluso a tener un programa llamado "La noche abierta" en el que entrevistaba, con su típica profesionalidad a todo el who´s who de la cultura española sorprendiéndoles con la siguiente pregunta: "¿Como te ve el niño que hay en tí?". En una ocasión llegó a entrevistar a Dios representado por una especie de halo estroboscópico que parecía sacado de una disco de la Ruta del Bakalao y que hablaba con una voz que sólo el propio Pedro entendía. Su otro hito fue sacar un CD con canciones, en aquella época de popularidad, que es de lo más cuco y en el que se fotografiaba así mismo componiendo en la mesa de un café. Al lado del mismo aparecían tres iconos: un reloj, una pluma y una taza. Un señor con peor mala leche que yo al verlo dijo, "mira que cachondo Pedro Ruiz, se pone unos símbolos al lado como Prince...el siguiente disco lo sacará con el nombre del Artista antes conocido como taza".

Como píldora final les dejo un comentario que Carlos Saura, que lo dirigió en ¡Ay, Carmela! dijo sobre Andrés Pajares:

"Pajares es tímido y frágil, sentimental, apegado a los suyos, necesitado de protección, que se deprime con facilidad y que con facilidad también habla como una ametralladora, descargando así la tensión insoportable que lleva dentro. Pajares es un gran actor, un actor que sorprende por su increíble capacidad para la representación; es un inventor nato, un creador de situaciones, de gestos y de frases. Andrés Pajares podría ser nuestro actor por excelencia. No lo será porque aquí no es fácil se Woody Allen. Que un hombre de su experiencia se entregue a su interpretación de ¡AY CARMELA!, con entusiasmo de adolescente, quiere decir que tenemos actor para rato".

Andrés mantiene una interesante página güeb llamada, como no, http://www.andrespajares.es/ que es de obligada visita. Recomiendo con fervor casi adolescente el único trabajo del actor como director, el el cortometraje "Naúfragos" (1997), una joya de malrollismo cinematográfico. ¿Y ustedes hablan de cine maldito? ¡Pues corran, corran a verla, gandules!

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