Ayer sábado estaba de celebración. Yo y estos de esa foto de ahí arriba que fue tomada hace 20 años. Eran mis compañeros de colegio. Con ellos pasé los cursos de séptimo y octavo e EGB.
Es difícil explicar el cúmulo de sensaciones que se produce cuando te reencuentras con gente a la que no has visto desde 1988. Es imposible explicar la ausencia injusta de José "Yares" que se mató en un accidente de moto cuando sólo tenía 20 años.
Todos estos que ven ahí forman parte de una generación educacional perdida preparada en una pequeña escuela de un pequeño pueblo sin muchos recursos pero dotado de un valor incalculable: unos esforzados maestros de escuela. Muchos de nosotros, entre los que me incluyo, supieron inculcar el amor por cosas tan tontas como la literatura, la música, el cine o las matemáticas.
Imposible también calcular el calado que dejan nuestras huellas al pasar por la vida de otras personas. Imposible calcular el peso de las palabras de afecto, de los abrazos, de los susurros, de las confidencias.
Ah, por cierto, me reencontré con grandes amigos con los que compartí los primeros cigarrillos y las primeras fiestas y, como no, con ella (ella, la más bella, que dirían los Burning...) también retratada aquí cuando ambos teníamos sólo 13 añitos. La historia de siempre, no se crean, el empollón enamorado de la princesa. Me dio corte decírselo pero para ella grabé mi primera cinta de canciones y escribí mi primer relato.
También con ellas...que están así de lozanas...
Han pasado 20 añazos y ayer el corazón volvió a casa dando tumbos...se les quiere...mucho...
1 comentario:
Glups, también -tiempo ha- me invitaron a un reencuentro de este tipo y no tuve narices de ir. Afortunadamente, entonces vivía en Madrid y me sirvió de excusa.
Recuerdos...
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