En un buen día de 1637, en Amsterdam (Holanda para más señas), un señor holandés anónimo se levantó de buena mañana, se echó una agüilla en las sobacas, se puso lo primero que le dió su mayordomo negro (adquirido en el muy boyante mercado de seres humanos de la isla de Goreé) y salió a darse un paseíto mañanero. Pasando por el mercado de los tulipanes se detuvo en uno de los muchos puestos.
La fiebre por aquella maldita flor, llegada sólamente un siglo antes al continente, era de tal magnitud por aquél entonces, que el bulbo de la clase Semper Augustus estaba comenzando a sustituir al florín contante y sonante en muchas transacciones comerciales. La bolsa, antes floreciente, flaqueaba porque todo el mundo invertía en aquellas estúpidas flores.
- "Son sólo flores" dijo para sí el holandes.
- "¡¿Comorl?!" le preguntó un hombre a su lado.
- "Que son solo flores, mañana se pudrirán, de hecho son bastante feas..." dijo el holandés mientras siguió caminando.
El otro compatriota, que se había quedado con la copla, se quedó un rato pensativo. "¡Hostias! Es cierto. Putas flores y tiene razón ese pirado, bastante feas". Se guardó la bolsa repleta de florines en el bolsillo y se perdió por las callejuelas de Amsterdam buscando algún lugar mejor para invertir su pasta. "Esclavos, joder eso si es un negocio..." dijo para sí.
En pocas semanas el mercado quedó vacío y Holanda cayó en una barrena económica que ríase usted de la que estaba viviendo España en esas mismas fechas. Me gusta pensar que un holandés anónimo fue el que desmontó uno de los mayores mercados especulativos del siglo XVII con una frase tan tonta como "Son sólo flores".
Un día, un vecino de por aquí, se plantará delante de una inmobiliaria y dirá: "Son solo pisos y bastante feos". Y entonces ya podremos echarnos a temblar pero, por lo que más quieran, no inviertan en esclavos, que está fatalmente visto.
1 comentario:
Graciosa historia, esperemos que asi sea con el mercado inmobiliario jejeje aunque no soy tan optimista...
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