Entre la vida que es muy puñetera y los señores que ponen los cables en esto de Internet me he pasado seis días sin postear. O sea que de una patada en el culo me han devuelto a la Edad del Bronce y ha punto he estado, por mor de mantenerme en contacto con ustedes, de ejercitar a algunas palomas mensajeras (se donde viven), hacer señales de humo o comenzar correspondencia epistolar de hojar perfumada, lacre de cera y encabezados tipo "a la espera de la presente espero que se encuentre bien".
Como sigo pensando en optimista, aunque a veces haya que torear con una bestia zahina, corniveleta y con tendencia a tirar debajo del trapo, les invito a seguir viviendo sin boicotear ni a cosas que empiecen por tele o acaben por ónica ni a los asuntos que les aflijan. Como decía el título de aquél dramón de los años 50 siempre hay un camino a la derecha. Y como ejemplo de que la vida es asquerosamente sorprendente les pongo aquí estos tres chascarrillos:
El viernes me tocó entrevistar a Krakovia (pedazo de grupo) y quedamos en El Palentino, mítico bar de la Calle Pez de Madrid, eran las 12 de la mañana, sólamente, y ¡Albricias! al entrar me doy de bruces con Mario Vaquerizo -marido de Alaska- que acompañaba a Leonor Watling (su representada) a la que le estaban haciendo una sesión de fotos dentro del local. Ya sólo darle dos besos a la Watling y recibir un cariñoso abrazo ya vale que te vale pero, hete aquí que el asunto no se quedó sólo en eso. Había quedado también con mi editora de Barcelona, Sonsoles Lozano, con la que colaboro en su revista Scar tissue para tomar una cañeja y...cuando estamos disfrutando de ese bar aceitoso se presentan en comandita Alex de la Iglesia (hacía siglos que no lo veía) acompañado de Manolo Tallafé, Biaffra (su director de arte) y su coguionista Jorge Guerricaechevarría. ¡Pero la cosa no queda ahí! Siguen las cañas y, ohhhhh, momento más insustancial aún: el muchacho que limpia los cristales del local, que es acróbata, nos hizo una demostración de su arte con unos cuchillos y luego sosteniendo una mesa del local en trepidante equilibrio sobre su frente...
- ¿A que al ver a Ángel Acebes sonriendo como si estuviera puesto de MDMA 100% pureza y diciendo "Mariano Rajoy ha ganado el debate" a uno le daba la sensación de que, a renglón seguido, iba a decir que se estaban siguiendo dos líneas de investigación y que una decía que "Mariano había ganado el debate" y otra decía que "era posible que no lo hubiera ganado pero que no se observaba dicho asunto? ¿Mola o no mola?
- Bueno, y luego está F. ... pero eso ya es otra historia...
¡¡¡¡¡SEGUIREMOS INFORMANDO INSUSTANCIALMENTE!!!!
6 comentarios:
Oh dios, Sr insustancial, qué placer inenarrable el volver a tenerle entre nosotros. Solo cuatro cosas que apuntillar:
1.- Que gran homenaje al Palentino, coño ya era hora que alguien lo hiciese.
2.- con mis mas sinceros respetos a esa dama llamda Sra Lozano, pero ese nombre me produce combulsiones y espasmos.
3.- un placer escucharle.
4.- te quiero
6.- "convulsiones". Disculpen.
El placer es mío, querida...
El Palentino es la releche, de eso no hay duda aunque tengo debilidad por el Pez Gordo, sito unos números más arriba y que tengo completamente abandonado. Cosas mías.
Un placer saber que escucha....el sentimiento es mutuo, ya sabe, lo nuestro es un amor susurrado a gritos.
MMMMMM... "Combulsiones"...no es un mal término, de hecho me parece un buen neologismo, una mezcla entre "combustión", "compulsión" y "convulsión"... o sea "un asunto que quema, provoca una conducta irrefrenable y diferentes movimientos nerviosos incontrolables". Me gusta, me gusta...pasa a la galería de términos insustanciales.
Se la quiere y se la declara musa de la insustancialidad, ya lo sabe...
El Palentino, El Pez Gordo... y la tercera parada podría ser El boñar de Léon o el bar frente al metro de Noviciado que se come por cuatro perras o el Marx Madera (¿o ya no existe?)
Bienvenido de nuevo al ciberjardín.
Ay, Maynard, el Marx Madera lo cerraron pero conozco el local que dice que pone platos combinados por cuatro euros (con vino y casera), las copazas a 2´5 en sus buenos tiempos y, como ventaja añadida, la grasaka que se te pega en la ropa que puede ser lamida como tapa.
A mi los finales de recta en la Calle Pez me gusta hacerlos en el bar del Lara, parece como muy modernuki (lo es) pero tiran las cervezas como unos maestros y las pizzas del garito están ricas, ricas. La música además es buena.
Abrazos.
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