lunes, 12 de mayo de 2008

De las Barras y las estrellas (mismamente)

La hijita de Bush, Jenna Bush, se nos ha casado este finde. Qué cosas y eso que tiene nombre de actriz porno (Jenna por Jenna Jameson y Bush, bueno, una cosa muy cochina...).

Fíjate, hace dos o tres años que estaba junto a su hermana bebiéndose el Golfo de México y, hoy, su padre la acompaña al altar para casarse con un tal Henry Hager, hijo del Partido Republicano de Virginia, estado conocido por su producción tabaquera, ya saben "The old and good South" el del julepe de menta, las señoritas escarlatas, los Red Butler de trapillo de los que habla siempre Cesar Vidal obviando, quién sabe por qué, los simpáticos linchamientos y el KKK.

Pues ya se han casao lo que me trae a la memoria no se, quizás, que a los líderes neoliberales les mola eso de casar a sus chiquillas antes de abandonar la poltrona. Bush imita a Aznar y casa a una de sus vástagas (que parecían carne de barra de tanto beber y enseñar el pecho) y es que, todo el mundo sabe, que la lista de bodas es mucho más jugosa si uno manda que si ex manda. ¿No?
Además, y que se sepa, que se sabe, la nena de los Aznar Botella no fue nunca piedra de escándalo. En eso también ganamos. A Ana Aznar no se le hubiera ocurrido descocarse y ponerse piripi en una disco porque, al parecer, Alejandro Agag ha sido su único amor verdadero. Con todo lo que eso conlleva en una muy católica familia española. Que bonito. Estaban hechos el uno para el otro, quién podría imaginar que Ana encontraría el amor tan cerca, justo en la puerta del despacho de su padre, detrás de la mesa.




No nos debería de extrañar la actitud de las hijas cuando su padre ya era un simpático chuzo y un consumidor medio habitual de farlopilla. Sin embargo Aznar, pues no, él es de su Ana, de sus oposiciones. Lo reveló en una entrevista que concedió a Gomaespuma (cuando aún se rebajaba a esas cosas de reírse de sí mismo) y fue preguntado por si alguna vez se había emborrachado. Dijo que una vez, en su pueblo. "Algún calimocho se habrá tomao" le dijeron los Gomaespuma y él, tan cándido, contestó: "Yo de drogas nada de nada". Tan pancho.


Como a George II le gusta mucho el rollo de pasar por un paleto tejano, pese a haber nacido en la muy norteña Boston y provenir de una familia adinerada del mismo norte, le dejó clarito al personal que nada de chaqués ni esmoquins. Que trajes normales y sencillez. En eso también gana Aznar que quiso que asistiera el Rey, La Reina y, a ser posible, La Sota y el Caballo. Luego se conformaron con los dos primeros y Berlusconi que, imaginamos, les hizo algún bonito regalo como, por ejemplo la explotación eléctrica de la ciudad de Módena (Italia es suya y hace con ella lo que quiere...esto último no es verdad, por cierto, lo de Módena, lo otro sí, ya saben).




A Aznar, aquella jugada de hombre de campo le llegó a echar unas partidas de dominó en Quintanilla de Onésimo (Valladolid) que eran un primor de sencillez y de naturalidad: dos paletos, el Presidente del gobierno en mangas de camisa y alrededor de los mismos cuatrocientos asesores poniendo caras sonrientes, una panda de periodistas que se acababan de bajar del autobús para cubrir el evento y todos haciendo bromas picantonas sobre el "pito doble", "cubrir fichas" bajo el sol de la estepa castellana por do cabalgara el cid y un vinate más bien malo.

A mi me enternece que la gente sea poderosa y, a la vez tan sencilla, es decir, es posible que seas el amo del mundo pero eso no es óbice para que tus miras del mundo sean las de un zangolotino amamantado por una cosechadora. Es posible que partas las pana pero eso no evita que creas, de verdad, que Dios habla contigo todas las mañanas, quizás en un idioma que ni siquiera entiendes pero del que deduces algunas palabras sueltas como: "Irak, malos, guerra, Buena, invasión, pena de muerte, papá, dinero...".

Es bonito que Bush sea tan sencillo y que haya llegado tan lejos y que Aznar sea tan alambicado en sus pensamientos y que su potente plan de dominación imperial no fuera capaz ni de poner en orden a los nacionalismos interiores y se haya quedado en la vuelta de la esquina, mismamente, en una en la que predica eso de "No soy dirigente político, pero si lo fuera, quizás, me gustaría que mi mujer escribiera la ponencia política del PP...".





A Aznar le traiciona más la pesadumbre de no haber alcanzado el sueño del PP del millón de años y por eso se enfurruña con la gente sencilla ahora pese a haber alcanzado algunos e interesantes objetivos (Militares) como asegurarte un buen futuro personal. De lo otro, del bien de España, no pudo ocuparse porque no le dio tiempo y es que, como dijo aquél humorista llamado Roldán, "El estado de bienestar comienza por uno mismo". ¿O no?

Como ya ven todo es una cuestión de barras (y de dejarlas atrás) y de las estrellas (que no quieren apagarse)...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Y digo yo, ke bodito eh el de l'amó ese!

Señor Insustancial dijo...

Sí, y sobre todo, que estupenda lista de bodas se puede confeccionar cuando Papi ha convertido su país en una finquita priveé...

¡Un abrazo desde el centralisme!