Ni siquiera tenía edad para comprender el significado de esta canción grabada por Auserón para La Bola de Cristal la primera vez que la escuché. Después la tuve completamente olvidada pero una noche, volvió de mi subconsciente...
Estaba tumbado en una de las camas más amplias y más cómodas en las que jamás haya reposado mi culo a miles de kilómetros de casa. El jetlag me deprime y ya estaba yo buscándole los tres pies a la tristeza (¿Qué coño hago aquí? ¿Por qué he venido? ¿en qué coño estaba pensando?) cuando en un dramático giro de los acontecimientos rodé sobre mi mismo y mi estómago accionó el mando a distancia de la enorme pantalla de 52 pulgadas...Pamela Anderson corría en cámara lenta por una playa de Los Ángeles...y entonces recordé eso de "Un incendio ilumina mi habitación/con una suave ondulación/oh querida...".
Me acerqué a la ventana y encendí un cigarrillo. En la confluencia de la Cuarta Avenida con University llovía a mares. Mi atención se fijó en la piscina cubierta del Olympic, el hotel de enfrente donde una delgadísima rubia cabalgaba a un hombre negro enorme tumbado encima de una hamaca del solarium acristalado..."tal vez debieramos permanecer/algo más fríos/frente a la televisión/porque temo que del otro lado/nos puedan ver" recordé. Por lo menos alguien se divertía lejos de casa.
Era lunes y no eran ni las 12 de la noche. Me vestí, pedí un taxi y terminé tomando cervezas Mack&Jack´s en un bar de la parte alta con una camarera lesbiana y un segurata que mascaba tabaco y tenía aspecto de red neck no muy espabilado. Fue él el que me dejó en la puerta del hotel dos horas después y me invitó a dos caladas de un porro que me hizo olvidar el jetlag. Me tumbé en la cama que daba vueltas y me quedé dormido mecido por las imagenes de un teletienda...quizás esa noche alguien filmó mis sueños...
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