viernes, 17 de octubre de 2008

Las Vegas vs. Fátima


Fatima me pareció casposa. Dolorosa también, pero sobre todo casposa. Parecía mentira que con los sitios bonitos que tiene Portugal tuviéramos que perder la última noche de nuestro viaje durmiendo en un hotel cutre en una ciudad repleta de carteles donde se exigía silencio por ser la localidad un lugar de recogimiento y oración.A cada paso todo te recordaba que allí no se podía hablar alto por la calle, que había que mantener cierta compostura a la hora de vestir y que, por lo que más quisieras, mantuvieras las muestras de cariño dentro de lo moralmente aceptable. De hecho había gente que te llamaba la atención si se te ocurría decir una frase más alta que la otra o si te se ocurría pasarle el brazo a una compañera de curso por encima del hombro.


Por la mañana habíamos estado bañándonos en la playa de Nazaré, comiendo sardinas asadas y comprando discos ingleses de importación (un single de Housemartins, un recopilatorio de Elvis rarísimo con una portada marrón de Sun Records...), calzoncillos boxers estampados casi imposibles todavía de encontrar en España o nikis falsos de Lacoste y Fred Perry que se jodían al tercer lavado. Fue un gran día hasta que llegamos a Fatima.

Si es verdad que la única razón de la existencia de los superhéroes es la existencia de una malvada némesis (Superman vs. Lex Luthor; Batman vs. The Joker; Spiderman vs. The Green Dwarf...) podemos hacer extensible esa idea y decir que Las Vegas le debe mucho más de lo que cree a esa pequeña y pacata localidad portuguesa. Incluso el menú de la cena (sopa de verduras, pescado cocido, agua y manzana) que hubiera sido frugal incluso para un hospital te obligaba a aburrirte de manera inmisericorde. Ni que decir tiene que el sitio estaba dirigido por un fraile bastante malencarado...


Siempre me he preguntado qué pensarán los habitantes de Fátima sobre el precio a pagar por ser un lugar de peregrinación, sobre la clarísima inmiscusión de los asuntos de la Virgen de la localidad con, por ejemplo, los horarios de apertura de sus restaurantes y toda esas cosas. Me imagino que el Santuario, con su desalmada explanada hecha de asfalto y sus absurdas y grandilocuentes medidas mantiene a raya a los ateos y agnósticos del mismo modo que las luces de los casinos mantienen alejados a los ludópatas de la ciudad norteamericana.

Ni que decir tiene que es noche no hubo cambio de habitaciones, carreras por los pasillos, gritos o concursos de pedos...el cansancio de un viaje en autobús, seis días en la playa durmiendo más bien poco se mezcló misteriosamente con el ambiente cargado de la ciudad y nos mantuvo alejados del cachondeo nocturno. Un batido de chocolate en un bar donde el camarerose empeñó en que nos marcháramos antes de que dieran las 10 de la noche y fin, buenas noches, el que quiera entretenerse que rece por la conversión de Rusia (dicho así, Rusia, vimos pancartas que pedían que se rezara por la conversión de Rusia como finisecular modo de ocio). Que bostezo vital me está entrando de acordarme, la madre del cordero.

Hoy el EP3 traía un artículo de Jordi Costa sobre el neoconservadurismo cinematográfico y una nota bastante amplia sobre el estreno en Estados Unidos de un documental dirigido y protagonizado por Ben Stein que es muy conocido en España por su pequeño papel en Todo en un día (John Hughes, 1986) donde interpretaba a un aburrido profesor de historia que daba una clase en tono monocorde terminando cada párrafo con una pregunta: "¿Alguien, nadie?".





El tipo es un convencido antidarwinista, de hecho sostiene que las ideas de El origen de las especies justificaron el Holocausto, y cree en el diseño inteligente, esa teoría que dice que toda la evolución está marcada por un plan perfectamente delimitado por Dios. También de la última película del ex ídolo teen Kirk Cameron (Los problemas crecen) que ahora prefiere predicar a favor de la pureza y de la abstinencia sexual que dedicarse a la francachela de sus años mozos.

También se informa del estreno de Religulous (Larry Charles, 2008) en USA que es un documental sobre lo absurdo de las religiones -de todas las religiones- protagonizado por el entertainer Bill Maher que está justamente en la otra acera del barrio. Ayer el NY Times hacía una descreída crítica de la película tachándola, como no, de "demasiado controvertida" y de convertir un tema tan serio como la religión en motivo de chiste...eso desde un periódico que muchos critican en su país por ser excesivamente liberal (o directamente socialista si uno escucha a Sarah Palin). Hoy mismo se estrena Camino de Javier Fesser en el que se cuenta la historia de la beatificación de una cría y del ambiente que rodea al Opus Dei. Ni que decir tiene que, pese a que nadie del Opus ha visto la película, ya se dice de la misma que es inexacta, exagerada o directamente un insulto, un escarnio y una burla. ¿Es que nadie se acuerda de cómo han sido tratados las personas no religiosas en el cine tradicionalmente?

De hecho el Times exige que no se tome tan a la ligera un tema tan profundo y que, en realidad, Religulous sólo es un desfile de chiflados religiosos pidiéndole a su director y protagonista (también productor ejecutivo) que hubieran entrevistado a verdaderas personalidades religiosas...si uno lo mira con prespectiva en realidad da igual a quién entrevistes porque todo es igualmente increíble. Hay las mismas pruebas para creer que la vida fue insuflada por un ser superior desde un poco de barro que de llegamos todos aquí a bordo de un cometa...
Seguramente ninguno de estos nuevos conservadores han tenido que pasar una noche en Fátima que es una experiencia reveladora sobre lo peligroso que es mezclar religión y vida civil, sobre lo absurdo que es no dividir una cosa de la otra.


En un concepto más amplio es curioso como el tema religioso está tomando en estos tiempos una predominancia tan importante y como, los dirigentes de todas las religiones del mundo se han colgado el cartelito de "víctimas" y denuncian estar siendo atacados por un ideario ateo y,por lo tanto, diabólico. Yo sólo lo diré de una forma: Puedes casarte en Las Vegas pero es imposible jugar una partida de Poker en Fátima o ver un espectáculo de striptease. Si no os fiais de mi os recomiendo que vayais a comprobarlo, saldréis de allí alucinado.

2 comentarios:

manu dijo...

n batido de chocolate en un bar donde el camarerose empeñó en que nos marcháramos antes de que dieran las 10 de la noche
¿Qué ocultaría en la trastienda? ¿Acaso os librastéis de un lúgubre destino gracias al camarero malencarado? Deberemos preguntarle a Ikér "fiufiu" Jiménez.

En el fondo aquella fue una buena noche, reconócelo pecadorl. Pudiste recuperarte de las anteriores juergas nocturnas para poder aguantar en las siguientes antes de volver a casa...

Señor Insustancial dijo...

¡Que va!

Si era la última noche que estábamos en Portugal...un puto fracaso.

Pero sí, tienes razón, el camarero seguro que tenía montado un chiringo tipo Hostel en la trastienda para la carne pecadora.