sábado, 19 de enero de 2008

¿Hablar por hablar?...la tele de las mañanas

En España la radio sigue siendo el referente principal para la televisión. Tradicionalmente ha fichado a sus estrellas (desde Pablo Motos a Andreu Buenafuente,por poner algunos ejemplos) y no ha tenido empacho en copiar sus formatos. Es posible que por eso la caja tonta de aquí sea tan poco imaginativa en lo visual y, si embargo, tan profusa en palabras.

De todas las fórmulas radiofónicas que la tele ha asimilado triunfa últimamente en nuestro país la de la tertulia, que se ha convertido en la reina de los magacines matutinos de todas las cadenas españolas de tal forma que no hay bloque de noticias que no tenga su pequeño corrillo sobre el tema.

Los magacines matutinos que fueron concebidos como un entretenimiento ligero y amable para jubilados y amas de casa repletos de consejos de salud, notas de sociedad o actuaciones musicales ha ido dando cada vez más minutos a la crónica de sucesos (rosa o negra).





¿A qué estás pensando "qué tenga cicuta, que tenga cicuta"?


Quién sabe si por no parecer una versión animada de El Caso o por la necesidad de sentirse más periodistas que entertainers lo cierto es que las conductoras de estos programas (ya sean Ana Rosa Quintana, Concha García Campoy o Susana Grisso) han optado por incluir tertulias políticas. Un bloque que sirve, en el caso de Cuatro, para enganchar con los informativos. Teniendo en cuenta que la oposición se ha encargado de convertir cada debate parlamentario en un homenaje al extinto Tómbola era de esperar que la televisión acabara fijándose en la política como contenido y encasillándola, al menos en su programación matinal, entre noticias de señores que muerden a perros y discusiones sobre el regreso de las Spice Girls. De hecho si no fuera porque Ana Rosa se pone unas gafas de lectura cada vez que habla de un tema serio no nos daríamos ni cuenta de que Alessandro Lecquio ya no está en el plató.

"Yo he venido aquí a conocer a Belén Esteban...digo, a hablar del gobierno..."


Política tratada, claro está, desde la opinión y no desde el análisis ofrecida por un grupo de tertulianos que parece que están ahí desde los tiempos en los que María Teresa Campos era la reina de las mañanas, lo que en términos arqueológicos significaría retrotraernos al tiempo en que los dinosaurios dominaban la Tierra. Nombres como Ernesto Ekaizer, Miguel Angel Aguilar, Maria Antonia Iglesias, Antón Losada, Angela Vallbey y un largo pero conocido etcétera de profesionales que colaboran con los programas de la mañana como parte de la mayoría de la tertulia de turno o sirviendo como la voz disidente necesaria para alcanzar los mínimos aceptable de pluralidad.

Así Ana Rosa prefiere la presencia de políticos mediáticos como Eduardo Zaplana, las presentaciones en sociedad del enésimo libro de Jiménez Losantos o el concurso de Miguel Ángel Rodríguez (que forma parte de la casta de ex políticos reconvertidos en tertulianos como Pilar Rahola) pero cuenta con la voz disidente de Miguel Ángel Aguilar mientras que Concha García Campoy opta por Trinidad Jiménez y María Antonia Iglesias aunque mantiene a Ángela Vallbey –muy crítica con el gobierno de Zapatero- para dar el contrapunto.


Y en este punto me atrevo a reflexionar: ¿Se acuerdan de cuando los políticos sólo acudían a programas serios para ser entrevistados por periodistas de altos vuelos?


-¡Con la M nombre del jefe de la oposición"....

- mmmmmmmmm...."¿Mierda?".

Las entrevistas, claro está, se centran básicamente en temas "humanos" de esos que acercan al político a su electorado, sólo cada cuatro años, y claro está, ya la clase política está más acostumbrada a este sobeteo mediático y facilón que a la entrevista rocosa. Esa que te pone en apuros.

En general, pese a los intentos porque a nadie se le vea el plumero, se acaba ofreciendo un panorama ideológico de trinchera donde pelean dos bandos enfrentados y la peligrosa sensación de que, del mismo modo que existe el periodista deportivo forofo, también existe un tipo de periodista que se encontraría muy a gusto ejerciendo de portavoz de un gran partido nacional. Es, como siempre, el peligro de confundir el espectáculo político con la política en sí y el espectáculo televisivo con la información.

LA TERTULIA “PERFECTA”
Para que una tertulia política funciones ha de tener estos cuatro elementos:

Una periodista, María Antonia Iglesias: Uno de los rostros más conocidos de este tipo de tertulias va allí donde solicitan su presencia sea en Las mañanas de Cuatro o en Madrid Opina, programa de TeleEspe, conducido por Ernesto Sáez de Buruaga que, curiosamente, fue la persona que la relevó como directora de Informativos de TVE en 1996.

Una política en activo como Monserrat Nebrera: La diputada independiente del PP de Catalunya se ha hecho un hueco en las tertulias de Concha García Campoy y ya es más conocida que la mayoría de sus compañeros de partido gracias a la caja tonta donde da esa imagen que al PP le gustaba dar antes de perderse de camino al centro.

Un político retirado (o casi) como Miguel Ángel Rodríguez: El ex portavoz del Gobierno de José María Aznar dejó la política para volverse a los medios de comunicación donde su labor más conocida es la de opinador en 59 segundos, La Noria o AR entre otros.

Un personaje de la cultura como Ángela Vallbey: La escritora, una debatidora nata, es una de las fijas del programa de la Campoy donde sus peleas con María Antonia Iglesias ya son carne de zapping.

1 comentario:

Anónimo dijo...

http://www.youtube.com/watch?v=1dz7DhPnjds