Por razones de pura higiene mental me niego a reproducir o a dar el link del sonrojante artículo de Ray Loriga publicado hoy por el diario El País. Digamos que Ray, ese escritor definido por Julius como "seguramente el profesional de la literatura más cualificado para escribir epitafios", se ha retratado él sólo dejando patente en tan solo 300 palabras de lo que es una constante (que bien podría ser estudiada como parte de una posible tésis) en toda su carrera: dedicarse a hacer cosas de las que no tiene ni puta idea.
Algo que bien podría decirse de su literatura pero también de su carrera cinematográfica como guionista y director (La pistola de mi hermano, Santa Teresa...).
En el cúmulo de vaciedades y obviedades que es este pequeño artículo llama la atención esta frase: : "Para quienes no somos más que aficionados a la poesía de este juego de locos, Fischer siempre será una incógnita".
Incluso los que que nunca hemos jugado ni mucho, ni bien, al ajedrez (como Loriga) sabíamos ya quién era Bobby Fischer e incluso estábamos bastante informados de sus andanzas pasadas y actuales. Eso sí, no soy yo quién para hablar de la "poesía de este juego de locos" porque la sensibilidad nunca me ha dado para tanto y me temo que el escritor madrileño confunde los términos "poesía" y "leyenda" algo muy feo en alguien que se dedica a eso de escribir libros.
Es decir: una cosa es disfrutar escuchando historias sobre las chifladuras que rodean a muchos campeones de ajedrez (que se lo digan a los organizadores de la partida Karpov-Kasparov celebrada en Sevilla en 1987 u 1988) y otra muy distinta ser capaz, sin saber la diferencia entre un alfil y un caballo, de captar toda la sutileza del juego.
¿Por qué se mete Ray en estas movidas? ¿Por qué El País le encarga semejante chorrada a un tío que no tiene ni idea?
¿A que molo?
Pues muy sencillo, Loriga ya había dado cuenta del personaje con anterioridad en un artículo recogido en su libro Días aún más extraños (El Aleph) y del que extraigo este sentido y profundo pensamiento: "Bobby Fischer va camino de convertirse en un hombre libre. Quitarle a un hombre su patria es como pegarle alas en la espalda, poco importa la cárcel en que lo metan".
Menudo rebote se tiene que haber cogido Arturo Pérez Reverte con este bofetón de El País que ha preferido que sea Ray (por moderno y molón como el actual espíritu del rotativo) que él, que había escrito "El Maestro de Ajedrez", el que escribiera sobre el americano. Hubiera sido precioso leer cosas como "A Fischer todo le sudaba la polla", "No tenía ni puta idea de los Balcanes pero yo sí, que me estuve pelando el culo allí" etc.
Descanse Bobby Fischer en paz. Déjenlo en paz.
Para decirlo en el mismo idioma que Loriga: "Un día vas, te mueres y un hijo de puta escribe una artículo sobre tí en el que dice lo bueno que eras aunque no supiera quien eras en realidad. Esas cosas me ponen triste como mirar a los viejos judíos que alimentan a las palomas hambrientas de Central Park. Hacerle algo así a alguien es como rayarle el depósito de la Harley, como dejarlo abandonado en la habitación de un motel en medio de la ruta 69".
Esto se me acaba de ocurrir pero, mira, ¿A que parece talmente de Ray?
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