miércoles, 13 de febrero de 2008

Gente muy tonta (IV): Elvira Lindo


Elvira Lindo salió del Barrio de Moratalaz quitándose la caspa y la grasa de la fritanga con una elegante toba para conquista Nueva York.

Nada en contra, yo mismo comparto esa pasión de los españoles medios con ínfulas urbanitas y aspiraciones intelectuales por la Gran Manzana y me tomé mi primer viaje a la ciudad como si de mi peregrinación atea se tratase. Pero es que el viaje de Elvira, Moratalaz-NY, ha sido en el fondo más ideológico que físico.
Como si de una versión femenina y literata del Pijoaparte de Marsé se tratase Elvira se dio a conocer como una desenvuelta escritora (guionista, periodista, columnista, tertuliana) con bastante ojo para eso del costumbrismo. Siguiendo la primera regla del escritor nobel, esa que dice que debes escribir sobre lo que sabes, Elvira se vio lanzada al éxito por sus descripciones medio en broma, medio en serio, de los territorios de la España profunda urbana profusa en desenvueltas marus, padres que escribían poesía apoyados en la barra de zinc de la mínima bodega del barrio, polleros, albañiles y taxistas con tendencia a la filosofía. De esos caldos de cocido y de esas anécdotas se alimentó la Lindo haciendo esos chistes que tanta gracia hacen a los señoritos sobre las desgracias de haber nacido pobre y feo en la España pobre y fea del subdesarrollo. Que pena pero también, como en las pelis de Marisol y Joselito, que gracia porque la historia de Elvira tiene final feliz.


Con la fama, o antes de ella, que para eso están los del Cuore, Elvira se únió en santo matrimonio con un circunspecto escritor con cara permanente de no haber hecho la digestión y que era como el reverso tenebroso de la chisposa escritora madrileña, Antonio Muñoz Molina. Eso de que los extremos se atraen, un manido símil que viene al pelo para los manidos temas que manejaba casi siempre la Lindo, que nos vale para decir que mientras que ella se hacía de oro escribiendo las desventuras de un niño gordo y gafotas de Carabanchel (Alto) él estaba incrustado en una corriente un poco más grisacea y reflexiva que alumbró esa grisacea, triste y reflexiva (y brillante) El Jinete polaco -una de mis novelas preferidas, por cierto-.






Foto de Muñoz Molina tras descubrir que no le duele España, si no el riñón.



Ganados los posibles la vida la ha ido alejando cada vez más del barrio y descubre que los zapatos de Los Guerrilleros ("NO compre usted aquí, vendemos muy barato") son mucho mejores para hacer chistes que para mezclarse con la flor y nata de las artes donde unos Prada, for example, son fatales para la VISA pero geniales para el empeine. Y con tanto glamour, y con tanto desfile de moda, y con tanto MOMA y tanto Manolo Bhlanik a uno le parece que ha tirado su vida entera por ser pobre y de Moratalaz.
De hecho, como si de una mala digestión de callos con garbanzos se tratase, la imagen que Elvira transmite de la Gran Manzana (fatua, de tanto recrearla) es más parecida a la que vemos en Sexo en Nueva York, una ciudad ingrata si no tienes una limusina, que la que puede verse, por ejemplo en la Chinatown de Cimino. Me reconozco mucho mejor con la antigua Elvira y sus personajes que con los que ahora trufan sus yomismistas artículos y cuyas vidas son profusas en la ingestión de hamburguesas de diseño, martinis en el salón de té ruso y paseos familiares por el zoológico sito en Central Park. Una Nueva York descalorificada, de color rosa chicle donde pasean las nenas como Lindsay Lohan (nada en contra de esta adorable chuza) y todo es una navidad con patines en el Rockefeller Plaza. ¡Joder, es que ni siquiera se deja entrever a Auster!
Será que lo mío son las novelas de Dos Passos y Eduardo Lago (más Brooklyn) o que, cuando me dejé caer por allí, dormí en un hostal cristiano de Harlem y estaba con poca pasta pero la ciudad que yo vi se parecía más a, no se, ¿la realidad? Que vamos, que para recreaciones malas de ciudades grandes ya estaba Paco Martínez Soria.

De hecho no es baladí que, en este viaje sin escalas, haya dado muerte a Bicoca, su pepero personaje que le servía como frontera moral entre lo progre y lo reaccionario, es más, es normal porque Bicoca y Elvira que antes fueron uña y carne en las cosas de la amistad pero irreconciliables en lo ideológico se han ido fundiendo en un mismo personaje hasta el punto de que, si no fuera por la foto con la que se adorna su columna de El País, pensaríamos que es el personaje de ficción el que escribe y no Elvira al que uno imagina muy ocupada en sus compras en la Quinta Avenida o dándose baños de vapor para quitarse el pasado de encima como para tener tiempo para nada. De hecho más que muerta yo me imagino a Bicoca subida de cunclillas sobre una de las cintas de equipaje del JFK International Airport como una maleta abandonada esperando que su amiga del alma venga a rescatarla o quizás en una especie de Guantánamo donde van a parar los personajes desechados, no se.



Manolito vive ahora en el Bronx y se ha hecho pandillero



Pulir el estilo y pulirse su ideología ha sido todo uno, vaya. Si lo pensamos bien la Lindo sigue fiel a esa regla de "escribir de lo que uno ve, de lo que uno sabe" y si desde su ventana antes se oteaban las obras de la M-30 ahora el panorama de la vida con un long Island Tea en la mano desde el cenador del puente Belvedere (sito en el mismo Central Park) no es remotamente el mismo. De sus adorados ídolos de postguerra de la que tanta humorística leña hizo sacó la máxima de que "el artista no debe meterse en política" o al menos no hacerlo en el bando equivocado.

Testimonio de ello queda en su columna de El Pais de hoy donde afea, un poco, a sus amigos más rojillos que hayan apoyado a ZP en campaña (ella hace un poco de proselitismo por vía conyugal del partido de Rosa Díez) uniéndose, un poco no se enfade Boris, al coro derechón que salta como las liebres cada vez que se reunen dos o tres artistas para decir lo que piensan si es que no piensan como ellos. Elvira se pregunta si no será mejor dejar estas cosas para los políticos y unirse a causas donde su nombre sería mucho más necesario como por ejemplo apoyando a los dibujantes de las caricaturas de Mahoma ("Valerosos son, por ejemplo, aquellos que ceden sus nombres para apoyar a los dibujantes que desde la publicación de las caricaturas de Mahoma ven su vida en peligro, valerosas las publicaciones que los respaldan reproduciendo las viñetas. Con su trabajo están redactando un manifiesto a favor de las libertades."). Habría que recordarle que ni las publicaciones fueron valerosas -Por Alá, que salieron de un periódico de extrema derecha danés poco reconocido por su ensalzamiento de los valores democráticos- ni los dibujantes lo hicieron movidos por un sentimiento de fraternidad si no más bien, por todo lo contrario. Pero bueno...no sabemos que pensaría la antigua muchacha de Moratalaz capaz de sacarte quinientos chistes de un verso de Juanita Reina, que se piraba por ser Chica Almodovar de esta reacción tan reaccionaria y arbitraria...quizás Elvira sólo esté estrangulando a la Chica de Moratalaz que iba en metro calzando unos zapatos baratos, quemando la trapería de su infancia (como hace Javaloyes en "Si te dicen que caí" también de Marsé) y dejándonos una moraleja ejemplarizante al más puro estilo Marcelino Pan y Vino: "Llena tu cuenta y cómprate ropa bonita, la literatura vendrá sola".

¿Me dejé las hamburguers en el freezer o fuera?



Yo me imagino a Elvira volando en primera al mismo Nueva York esperando que en esa tienda tan mona y tan de moda del Upper Side West siga teniendo un buen champú anticaspa con olor a ciudad importante, a loft en la Quinta que le haga olvidar el olor a cocido de esos "artistas que se levantan por la mañana, de esos artistas de la plomada y la llana" que dijo el otro día esa eminencia en levantarse pronto, en trabajar en la obra llamado Mariano Rajoy.

A mi, a veces, también me gustaría vivir en NY. ¡Ya te vale, Lindo, Ya te vale!

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola, no sabes que ilusión me ha hecho encontrar este post sobre Elvira Lindo....resulta que esta semana en el programa de Jesús Quintero, este entrevistó a Elvira y me parecio tan sumamente estúpida que sentí la necesidad de si había es que la había pillado en un mal momento o es que la pobre es así de rancia y tras teclear en el Google: Elvira Lindo tont, encontrté tu blog.
Gracias y un saludo

Anónimo dijo...

Gracias ¿Amigo/a? Gingerale...insultar se nos da de maravilla para su regocijo...

Anónimo dijo...

Total y absolutamente de acuerdo con el autor del texto...