jueves, 7 de febrero de 2008

Miles de dolores de muelas.


Anoche me acosté tarde con la excusa de que Pau Gasol jugaba por primera vez con los L.A. Lakers, una cita deportiva (soy más de ba-lon-ces-to que de futbol) que me hizo reencontrarme con el Abuelo Cebolleta y ponerles aquí esta pequeña reflexión leánla con voz aviejunada como la voz en off del narrador de Cuento de Navidad de Dickens:

"En mis tiempos, eh, cuando yo era mozo, los partidos de la NBA comenzaron a verse en España de manera regular a partir del año 86 u 87, los retransmitía Ramón Trecet (que lo hacía desde un cutre estudio, muchas veces vistiendo un colorista chandal de Tactel que luego regalaría a un yonki) y, aunque el programa y la narración se hacían en directo los partidos eran todos en diferido".
Que tiempos, que viejo soy coño, que bueno Gasol, oye. Pues con esa alegría forofista me fui a la cama pensando que si un tipo desgarbado de Sant Boi de Llobregat era capaz de fichar por los Lakers un insustancial como yo bien podía ver sus sueños cumplidos.

El teléfono sonó a las 9:30 y me pilló soñando en el sofá con muy malas noticias profesionales.

El teléfono sonó a las 10:00 cuando mascaba irritado una tostada untada en fracaso con otra tanda de asquerosas noticias también profesionales.

A eso de las 11:00 sabiendo ya que mi destino no corría paralelo al de Pau recibí un SMS informándome de que F. se retorcía de dolor de muelas.

A eso de las 11:30 habiendo recibido una ducha que no consiguió quitarme el apestoso olor a fracaso recibí una llamada de F. a la que transmití mi intención de no volver a coger el móvil nunca más. Egoistamente hablo de lo mal que me trata la vida y ella parece que aparca su dolor de muelas para aguantar el chaparrón de mi desánimo con paciencia de quien escucha a un hijo tonto.

A las 13:15 he salido de un edificio de oficinas con todas las malas noticias confirmadas al 100%.

¿Se estaba convirtiendo mi vida en una película de Fernando León? Casi



"¿Oye Fer y si a esta peli la llamamos "No country for worker men" nos darán el Goya?



Pero como esta vida es un cúmulo sin sentido de escenas de drama y comedia que se encadenan las unas a las otra sin el menor sentido de la tragedia o el ritmo hete aquí que comí en buena compañía, conocí a Christina Rosenvinge con la que estuve charlando durante más de una hora (cosa profesional, no es que la asaltara en el medio de la calle para charlar sobre su último disco) e incluso tuve tiempo para tomarme un whisky con mi fotógrafo habitual preferido y escucharle decir una frase que cito textualmente "joder, que asco, ¿Te has dado cuenta de esas dos que nos miran desde esa mesa de ahí? ¿Te has dado cuenta de que nos estaban saludando discretamente? ¿A que te has dado cuenta de que son de pago? ¡Que pena, que asco, joder! ¡Que pena, que asco ser tan viejo y darse cuenta de estas cosas! ¡Si es que ya se te quita hasta la ilusión!". Sí, que asco, que pena, joder.




"¿Anestesia? ¿Usted quiere que se entere Espe y me haga como al Doctor Montes?



Y luego paseito y vuelta a casa. Y F. que llama anestesiada desde un taxi, bolinga perdida de anestésicos diciendo que han tardado tres horas en sacarle la muela y que le ha dado un ataque de nervios ante la impericia del dentista pero que ya, que bien, que no muy bien pero que qué le vamos a hacer y digo que me preocupa. Y ella dice que no me preocupe y yo, aparco mi dolor de muelas que llevo arrastrando todo el día (menos intenso) y digo que piense como cambia el cuento: "Normalmente eres tu la que se preocupa por mí cuando estoy por ahí medio inconsciente y ahora es al revés, Quid pro Quo". Y entonces se ríe.

Y es puro analgésico y mañana no le cojo el teléfono a (casi) nadie.

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