miércoles, 13 de agosto de 2008

Lecciones de honradez


Lo voy a decir por única y última vez: ¡Rajoy tenía razón!

Dom Amby es un inmigrante nigeriano residente (por poco tiempo si es que las leyes de inmigración funcionan como tienen que funcionar, Dios y Berlusconi lo quieran) en Sevilla al que, de haber prosperado la propuesta del PP de hacer firmar a los inmigrantes una declaración jurada de observar escrupulosamente las tradiciones españolas, habría que haber puesto de vuelta a su país ipso facto.


Cualquier español que se precie de serlo y que tenga en su fondo de armario una camiseta de la Furia (menos) Roja encuentra una cartera con 2.700 € y hubiera actuado extrayendo los billetes, la calderilla y la foto de la novia de su dueño (si es que esta pareciera pintada por Julio Romero de Torres) para luego dejar el carnet de identidad en el buzón más cercano. Eso es muy español. ¿Devolver el dinero? Propio de gente con escrúpulos que suele ser la menos idonea para triunfar en una sociedad en plena crisis económica.

Que un inmigrante, y pobre, venga a darnos lecciones de moralidad es intolerable y habría que tomar medidas rápidamente. "Yo no me quedo con lo que no es mío y por eso lo he devuelto" ha dicho el africano con chulería. ¡Pues nosotros sí, señor mío! ¡Váyase acostumbrando!


Te dejas el móvil en un bar vacío, vuelves sobre tus pasos a los diez minutos y dices:


-"Perdona, he estado aquí hace un momento y me he dejado el móvil".


-"¿Y cómo es?".


Si uno fuera extranjero, y por lo tanto desconocedor de nuestras costumbres como Amby, podría contestar "¿Es que se han perdido más?" pero, como somos españoles, hacemos una descripción del modelo porque, previamente, el camarero (si es que no es uno de esos "honrados" inmigrantes) lo ha desconectado para quedárselo.



Yo creo que la idea del botín, del derecho a saqueo es una bonita costumbre española, exportada con éxito a la piratería inglesa y actualmente a la africana y asiática, puesta de moda por el Gran Capitán, allá por 1527 cuando tuvo la feliz idea de saquear Roma. ¿Quienes somos nosotros para enmendarle la plana a un héroe nacional?


Hace tres años bajé de un taxi en Barcelona, pagué, bajé y, ya en Las Ramblas me di cuenta de que me había dejado la cámara de vídeo en el asiento trasero. A tiempo todavía apunté la matrícula y llamé al Ayuntamiento para denunciar el hecho. Me dijeron que intentarían contactar con el taxista y que me pasara por la tarde para recoger la valija.

Por la tarde el taxista se presentó para decir que no tenía ni idea de qué narices estaba diciendo y aseguraba que yo no había montado jamás en su taxi. Había trabajado muy poco y no me recordaba, que de hecho, el día había sido tan flojo que ni siquiera había ido a casa a comer, que yo sería el típico "Je-ta" (dicho así) y que lo único que quería era poner una denuncia falsa para cobrar el seguro. Sugirió que era posible que estuviera borracho cuando perdí la cámara...nunca había visto a nadie tan seguro de tener derecho sobre el botín. Un gran español y un gran catalán...o viceversa que ambos términos no son excluyentes.


El caso es que el municipal dijo que lo mejor era que, si no había ido a casa, si la cámara estaba en algún sitio estaría en el maletero del taxi y que nos lo abriera. Comenzaron de nuevo los gritos y los aspavientos y los guiños a la galería del tipo "¡Claro, claro, no contentos con crujirme con los impuestos ahora quieren robarme directamente del maletero¡ ¿Es que no queda nadie decente?". El servidor de la ley impertérrito le dijo que "adelante" y, de camino, el hombre más nervioso dijo..."espere, que a lo mejor, el taxi esta mañana lo llevaba mi sobrino...¿A qué hora dices que has cogido el taxi?". Resulta que, pese a que yo lo recordaba todo, él había olvidado que el taxi lo conducía su sobrino por las mañanas. Recuperé mi cámara y el taxista se ofreció a llevarme gratis a Sitges que es hacia donde me dirigía. Como soy magnánimo en la victoria le dije que no...al enemigo que huye puerto de plata o, lo que es lo mismo, en la autopista hay muchas cunetas donde enterrar el cuerpo de un cliente insatisfecho.

Pues eso, que si Dom Amby u otro señor de estos que está aquí viviendo de prestado viviendo de la sopa boba, ocupando nuestras guarderías, nuestros hospitales, quitándonos puestos de trabajo y llevándose a nuestras mujeres quiere integrarse ya puede ir aprendiendo que "lo que está en la calle es de todo el mundo".

Por cierto que el señor que recuperó la cartera ha obsequiado al nigeriano con 50 euros del ala...y esos son los gestos de generosidad que, a uno, le hacer criar unas esperanzas enormes de poder emigrar a un lugar donde la gente sea más consecuente con sus actos. Si le hubiera dado el 10% de lo recuperado el inmigrante podría haber conocido el tanto por ciento justo que ganaría si fuera un concejal de urbanismo corrupto. Que esos si que son unos verdaderos españoles.

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