viernes, 1 de agosto de 2008

La nausea y la galleta



Miss Kiddo habla bastante del bukkake y yo me sonrojo, lo sabe y lo hace porque sabe que soy propenso al sonrojo. Ayer una loquita me dijo "me iría con tus amigos y contigo a tomar algo pero luego no podría decidirme y me lo tendría que hacer con los tres y..."...a Ciclo Boy le dio una isquemia pasajera...y casi una hora después del encuentro dijo: "¿Pero tu amiga hablaba en serio o no?".
Uno de los anuncios que más nerviosos pone a la masculinidad en general es el del Jes Extender que es un aparato mágico que hace que tu pene se alargue dos o tres centímetros...¡GUAU! El ego masculino es tan denso que puede almacenarse en tamaños reducidísimos. Ya ven.








Creo que no te pone tan nervioso el tema del tamaño como el que salga una muchacha diciendo: "A mi me gustan grandes". Te entran sudores. ¿Cómo de grande? ¿En plan Nacho Vidal? ¿en plan John Holmes? ¿Cuálés tendrían que ser las medidas exactas de mi aparato para satisfacer a esa mujer? ¿Serán las otras igual? No se otros, pero yo cambio de canal completamente acojonado.


El eterno masculino es un concepto vulnerable, solo hay que sacar el metro y ya. Se derrumba.


Hace muchos años ya, creo que todavía estábamos celebrando los fastos por el descubrimiento del fuego, un tipo muy pesado estaba intentando, descaradamente, levantarse (más bien acostarse) a una ex novia en un bar de copas delante de mis narices. Cuando las cosas ya se estaban poniendo del color de la tragedia y ya me veía saliendo en GENTE, la muchacha cándidamente se le quedó mirando y le dijo: "¿Tu eres pollón? O sea, que si la tienes enorme...". El tipo, se miró a la entrepierna, miró a la muchacha y muy indignado dijo: "¿Y donde queda el romanticismo, eh?". Después se dio la vuelta y salió del local mascullando no se qué de que todas las mujeres eran nosecuanto.
Es decir, el tamaño del pene puede provocar en los hombres lo más cercano a un vacío existencial, una nausea vital te invade pensando en que se pongan de moda los aparatos enormes...sólo te queda comprarte un coche grande y un par de calcetines para marcar paquetón que son los wonderbra de los pichicortos, el prozac de las inseguridades.


En el mundo hetero masculino, cada vez más reducido según la COPE, existe la leyenda urbana de "LA GALLETA", algo que escuchas que otros han hecho sin creértelo demasiado pero que te produce también un mareo existencial. Un juego a medio camino entre el bukkake y la competición deportiva con un final infernal. Es esto:
1. Se coloca una galleta encima de una mesa.
2.Alrededor de la misma se colocan los jugadores.
3. El objetivo es masturbarse y conseguir eyacular encima de la galleta.
4. El que eyacula el último y el que no consigue hacerlo sobre la galleta, pierden y se comen la galleta.
¿Quién puede estar tan aburrido para inventar semejante espectáculo? ¿Quién querría jugar a algo cuyos riesgos son tan altos y la recompensa es tan poca?
Pues hasta ayer pensé que aquello era una leyenda urbana pero, ops, resulta que no. Cuando volvíamos a casa en manos del Garrafón (con mayúsculas, asesino y demoledor) El Marqués nos contó que fue obligado a jugar por sus compañeros de residencia en la etapa en la que ingresó en una especie de institución donde regía durante un mes las leyes de Saló y los 120 días de Sodoma. Novatadas lo llaman algunos, pero lo cierto es que les raparon el pelo al cero, les dieron un numero de identificación, les sustrajeron el dinero de sus cuentas de crédito (los veteranos compraban comida, drogas y putas, amen de consoladores y muñecas hinchables...) y los torturaron incesantemente privándolos del sueño, haciendo flexiones, fueron obligados a travestirse y otras lindezas como jugar a la galleta. Ya saben, para crear un buen ambiente universitario de camaradería. Que pena y qué asco.
-"¿Y quién perdió?"
-"Nadie macho, nadie fue capaz de concentrarse...¿Quién podría?".
No he escuchado nada semejante entre las féminas, aunque se podrían crear asociaciones de squirting-galleta. En todo caso no lo recomiendo...¿Quién querría asistir a semejante espectáculo? ....¡Pandilla de guarros!

2 comentarios:

Johnny Lingam dijo...

En orgasmatrix han publicado una especie de tesis doctoral sobre los trucos utilizados en las películas porno para aparentar que todos los actores están dotados de miembros descomunales. Muy recomendable para todo aquel que, tras una exposición excesiva al género, se vea impelido a comprar el jess extender o a pasar por el quirófano y, para los que no llegamos a estos extremos, se trata de una lectura que, sin duda, aumentará nuestra autoestima.

La verdad sobre las pollas gigantes en el porno (by Raul)

Señor Insustancial dijo...

Lo suyo es acojonante,

gracias por pasarse por aquí y dejarnos más tranquilo.

Un saludo,
Mr. Insustancial.